1. Extasis y luego un balde de agua fria


    Fecha: 20/10/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... oficina y se presentó Soledad. Con su sonrisa coqueta me regaló un "Buenas noches Teacher", inmediatamente me levanté y me dirigí a la puerta, saludamos con un beso en la mejilla. La invite a tomar asiento y le pregunté por el motivo de su visita. Ella con esa ingenuidad sensual, muy propia de si, me dijo que venia a visitarme y quería conversar conmigo. Usaba una chaqueta de cuero color negro, una blusa escotada pegada a su cuerpo la cual hacia resaltar sus atributos físicos, le formaba una cintura muy provocativa y resaltaban sus pechos como dos condenados que deseaban escapar de aquella prisión. La conduje a la salita de profesores, contigua a mi oficina, y tras de mi cerré la puerta y nos sentamos muy cerca, cara a cara. Conversamos de muchas cosas, de sus estudios, de sus amigos, de la primera vez que nos conocimos, de su matrimonio forzado y de su relación, que por cierto, según me confesó, no era la mejor, acompañada siempre de palabras expresiones hirientes, reclamos y una que otra maldición. Parece que buscaba no solo un amigo sino un confidente y un cómplice que hiciera realidad algunos de sus sueños frustrados, alguien que la hiciera sentirse viva. Esto lo menciono por que bastó el roce de una mano y una mirada penetrante para que se desplomara toda esa barrera que nos separaba como maestro y alumna. Inmediatamente le dije lo mucho que me gustaba, que me había sentido atraído a ella desde el primer día que la vi, y que aun embarazada yo la admiraba y la amaba en ...
    ... silencio. Mis ojos recorrían sus pupilas fijamente y luego de un corto silencio me acerqué a sus labios y la besé. Sentí como se estremeció, nos pusimos de pie y empezamos a acariciarnos y besarnos apasionadamente. Mis labios saboreaban sus labios, mordía su lengua. Mis labios recorrían su cuello con vehemencia y con cada pequeño mordisco que le obsequiaba ella lanzaba suaves gemidos de seducción. Parecía que me encontraba en un sueño. Acariciaba su espalda, su cintura y mis manos bajaron hasta tomar fuertemente sus glúteos. Esos dos pedazos de carne firme y deliciosa que se contraían en espasmos de pasión. A cambio, sus manos recorrían frenéticos mi pecho como buscando el corazón que tanto la amaba, la deseaba. Desabotonó mi camisa, desanudó mi corbata, y yo instintivamente tomé su cintura y en un acto de lujuria me lancé a desabrochar el cinturón que rodeaba sus jeans. Resultó un poco difícil bajar sus jeans puesto que eran de aquellos que se ajustan al cuerpo. Luego de varios intentos se mostraron ante mi unas braguitas hermosas, sensuales, color gris que provocativamente cubrían su sexo. Metí mis manos por debajo de sus braguitas y empecé a acariciar su contorno, sus suaves nalgas, grandes y redondas y luego mis dedos se introdujeron en sus labios vaginales en busca de ese botón mágico que la hacía vibrar de placer. Su respiración se agitó, se mordía los labios de placer, tomaba mis manos como dirigiendo mis dedos al lugar apropiado. Yo podía notar que su coño se inundaba ...