1. El fin de semana desvirgué al primo de mi n


    Fecha: 21/10/2017, Categorías: Anal Sexo en Grupo Tabú Autor: aliciawonders, Fuente: xHamster

    ... ¿Recuerdas que hoy llega Mariano a la ciudad? –Sí, lo sé. ¿Y dónde se va a quedar?- Me imagino que llegará a la casa de algún tío. Luego yo pensé: Mariano aun en esas cortísimas vacaciones, ¿vendrá arrastrando a su mamá? Preguntándole a Evant sobre esa inquieta pequeñez, me respondió con un pesado: “¡Por supuesto que sí!”, y yo con indignación pensé: no hay remedio.Entonces la pseudo-telepatía actuó, y nos combinamos con el plan que ya se había fraguado días atrás. Ya pensaríamos en algo para secuestrar a Mariano, ya se darían las cosas para que posiblemente la virginidad, o mejor dicho, la materna castidad impuesta sobre él, abandonara a nuestro amigo, que más valía tarde que nunca.La mañana de ese sábado transcurrió a la manera habitual: algo rico para el desayuno, una televisión que hace de banda sonora de una película sin guion, comer mientras los dibujos animados tratan de hipnotizarnos para no sentir el sabor del pan; y luego, descansar por el enorme esfuerzo de hacer nada un sábado; después pensar si bañarse o no, y así, resignarse a no ser capaz de ducharse para volver a cobijarse bajo la cama aún deshecha, y seguir en búsqueda de algún sueño que no alcanzamos a tener.Cuanta pereza, casi para sentirse drogado. Me desperté una que otra vez, y cuando miraba a Evant profundo, se me quitaba cualquier ánimo de saltar afuera para quitarme el sopor, entonces me hundía de nuevo en la almohada.Cuando una sensación superyoica se había apoderado de mí, desperté finalmente con ...
    ... hambre, y la habitación estaba en penumbras. No creáis que sea la primera vez que pasamos un sábado así. Ya es casi un ritual, a quién le importa si está correcto o no, sólo esos resquicios de discurso paterno terminan por inquietar a esta amante del sueño, que si no fuera por ese ruido, sigo derecho y me pierdo de cosas que son mejores estando despierta.Evant ya se había levantado, había salido a comprar provisiones para una noche esperada. Volvió con esas latas de cerveza, unos cigarrillos y condones. No dijimos mucho, sólo sonreímos cuales cómplices que van a robar un banco guardando desde antes el silencio.Nuestra cama es pequeña, Evant parecía determinado a creer que todo se daría, estaba tan confiado que me transmitía aquella seguridad. Desarmamos la cama, pusimos el colchón en el piso, fuimos a la otra habitación y sacamos de su lugar el pequeño colchón que sirve para un huésped que dormiría a solas en otras circunstancias. Unimos los colchones y le pusimos muchos almohadones, además de unas cuantas cobijas; después nos sentamos un rato en silencio, pero con las mejillas sonrojadas y adoloridas por la sonrisa permanente a causa de lo que estábamos haciendo y pensando.Evant tomó su móvil, buscó el número de Mariano y no llamó, sino que sorpresivamente ¡me pasó el aparato! -¡No! le dije, ¡no le llamaré yo! – ¡Claro que lo harás!- me replicó Evant decidido: - Entiéndelo, tú nunca le llamas, y exageró diciendo: ¡ni siquiera has intercambiado tres frases completas con él!; ...
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