1. El destino me es propicio


    Fecha: 06/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: MariaYute, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi calzón se humedeció, era una sensación que hacía mucho no sentía. “Aún es hoy, si estás cerca, estás a tiempo” le respondí tuteándolo por vez primera. “No tardo” demoró en replicar, casi más de lo que tardó en abrir, sigilosamente, la puerta de la antecámara. Allí estaba esperando yo, nos sonreímos, me acerqué y me besó. Fue un beso largo e intenso. Abrazados, nos asomamos a la habitación: -Está en brazos de Morfeo y va a estarlo toda la noche- murmuró. Retrocedimos unos pasos y reanudamos el boca a boca, pero él soltó el cinto de mi bata y metió manos en el broche del corpiño, luego sus dedos acariciaron mis tetas y mis pezones, yo le susurré mi placer al oído. Tomó mi mano y la llevó a su bulto crecido y duro, me pareció soberbio – creo que no vestía calzoncillos -. Me arrimó al sofá, terminó de quitarme bata y corpiño, bajó al elástico y mi bombacha fue a parar a los tobillos, me acostó, terminó de desnudarme –zapatos incluidos– y, “rápido para el mandado” lo tuve encima de mí y percibí su glande en el umbral de mi concha. Ni siquiera se la había visto y ya, deliciosamente, me introducía la cabeza de su verga, la fue llevando y empujando, yo gemía se me erizó la piel, le pedí que la metiera toda hasta el fondo. Obedeció de golpe, alcancé a ahogar mi grito, al sentir su delicioso y enorme miembro, duro como un asta, llenándome hasta lo más recóndito. Empezó el entra y sale, de forma suave y rítmica, por momentos embistiendo con ímpetu y lleno de pasión, así varios ...
    ... minutos hasta que comenzó a flaquear el control de mi misma, le susurraba que me diera duro, eso lo enardeció y me cogió sin piedad, yo gemía, alcancé a decir su nombre, en medio del orgasmo: - ¡Ahhhh! ¡Siiiii, Roque, sí, sí, siiiii- o algo por el estilo grité. Él intentó callarme con una mano en mi boca, pero sin dejar de embestirme cada vez más fuerte. Sentí los disparos de varios chorros de leche caliente en lo más profundo de mí. - No grites así, por favor. Se van a enterar en la clínica entera – me murmuró mientras se dejaba caer a mi lado. Me sobrevino una especie de pánico. Me levanté, manotee mi bata me la puse y me asomé a la habitación. ¡Uffffff! Martín seguía profundamente dormido. Me di vuelta para regresar al sofá. Roque estaba vestido. Me abrazó y se despidió: -Estuviste para el podio. Fantástica ¡Graciasss!- Me besó y: -Debe estar por venir la enfermera para el control nocturno. Mañana voy a venir con más tiempo para... otro viaje a las estrellas. No esperó mi venia, después de un último beso y salió. Al día siguiente llegó 20 minutos después del cierre del horario de visitas. Con el sedante, que en su visita profesional previa le había suministrado, Martín estaba más que dormido: re-dormido. La apertura de la nueva sesión de placer sexual fue un calco de la del día anterior: besos, pérdida de bata y ropa interior yo, acostarme en el sofá y quitarse el uniforme médico él. Pero, en vez de penetrarme sin más ni más, bajó a mi entrepierna mojada e hinchada y hundió su ...