1. LOS VIAJES DE ALEIDITA SOLITA. 2ª. PARTE.


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: sexigaleno, Fuente: SexoSinTabues

    ... ojos observaban cómo platos también esa hazaña que sin consentir por parte de Aleidita le estaba haciendo. Descubierto por las niñas jefas, de ese abuso que hacía, en voz baja las invitó a salir de la choza, para platicar con ellas, las cuales aceptaron para no despertar a las demás, que ni por enteradas se dieron de ese acontecimiento, ya una vez alejados de la pequeña comunidad provisional y cerca del riachuelo alumbrados con la lámpara de petróleo platicaban el asunto, pero entre reproches de las jefas y de Aleidita, de que lo iban a acusar al regreso, el hombre sacó de una de sus calcetas unos billetes mal doblados de alta denominación en México y les extendió a las tres esa cantidad, con el fin de guardar silencio, de lo que pasó, y así nervioso y pidiendo perdón, las convenció, ya con ese dinero en las manos de las tres chiquillas, se dieron a ponerlo todo junto en una roca y le dijeron las jefas 1 y 2, que también querían sentir lo que le hacía a Aleidita, por lo que sorprendido ese maestro y nervioso aún, tomó a la jefa 1, cómo era la de más estatura y delgadita, la subió en un tronco caído, dejándola a la altura de él, le levanto su camisón de dormir y le bajó sus calzones a las rodillas, mientras se ubicó de frente a ella y comenzó a pasarle el glande en la conchita sin bellos hasta que la excitación llegó a un punto extremo y metió el pene entre las piernitas flacas de esa jefa, mismo que entraba y salía cómo si estuviera dentro de la chamaquita, él la jalaba y la ...
    ... pegaba a su pelvis sintiendo ese huesito de placer que le daba el también pubis infantil, hasta que en temblores se orinaba esa nínfula hasta quedar exhausta de esa manipulación nueva, que había sido objeto, la sentó en ese tronco y jaló a la jefa 2, a la que igual le aplicó el mismo tratamiento, pero cómo si fuera un acto anal, ya que el miembro erecto pasaba rosando la imberbe vulva que manaba lubricante infantil, poco, pero muy resbaloso, mismo que la hizo acabar en un torrente de imparable de lluvia dorada, para caer sentada a un lado de la otra que no se reponía de sus temblores y sensaciones que había sentido minutos antes. Ya despachadas esas novatitas en capullo y sin haberlas penetrado, tomó a Aleidita de espaldas y con su mano dirigió su masculinidad a la división del culito apetitoso al cual le introducía más de medio pene hasta topar con el anito inviolado, por un buen rato, luego bajo la mano y le colocó entre los labiecitos vaginales el glande, haciendo que se agachara recargándola de un árbol, por lo que, de tanto empujar, logró introducir el glande entre esos gorditos labiecitos infantiles que en ese momento eran un horno, por el calor que pasaba a su órgano erecto, y los gemidos que levemente emitía la nena eran escuchados por las niñas jefas, quienes por inercia sus manitas fueron a darse un dedeo muy morboso y entre gemidos las chicas volvieron a tener otra pequeña lluvia dorada solitas, mientras Aleidita entre gemiditos propios, terminó siendo receptora de ...
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