1. Anita y los nuevos vecinos


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Anal Sexo con Maduras Sexo en Grupo Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... vaginales y de mi ano…De repente un par de garras me tomaron por la cintura y me levantaron con facilidad en el aire. Perdí mis anteojos de sol y un poco encandilada vi que era Lucas quien me sostenía entre sus brazos.Me subió a una especie de mesa de cemento que había en un rincón y yo instintivamente abrí mis muslos, invitándolo a entrar dentro de mi concha. El chico no se hizo rogar; apuntó su lanza bien erecta y situó la cabeza entre mis labios vaginales. Luego de una sola estocada entró clavándome hasta el último centímetro de su verga dentro de mi vagina. Yo no esperaba que toda esa verga me penetrara de golpe y emití un grito bastante audible que pronto fue ahogado al sentir la lengua de Lucas dentro de mi boca. El chico comenzó a cogerme con un ímpetu propio de su edad. Su dura verga entraba y salía de mi vagina a toda velocidad y a cada embestida podía oír mis gemidos de placer y los gruñidos que emitía Lucas…Abrí los ojos y encontré a Fernando cerca de nosotros; seguía desnudo y se masajeaba otra vez la verga con sus dos manos.Le pedí a Lucas que se detuviera y lo hice ...
    ... sentar sobre esa mesa. Luego cabalgué sobre su verga tiesa y le supliqué a Fernando que me la metiera por el culo; que no tuviera piedad, quería que me rompiera el culo… Esa tarde estaba muy caliente y quería sentir el placer de tener dos vergas juntas dentro de mi cuerpo.Fernando no esperó demasiado para cumplir mi pedido. Lubricó mi entrada anal con un poco de crema y enseguida se abalanzó contra mi culo, penetrándome sin piedad.Esta vez perdí la cuenta de los orgasmos que tuve mientras me cogían entre los dos. Yo estaba en la gloria, sintiendo esas dos vergas jóvenes taladrándome sin descanso y sin piedad.También perdí noción del tiempo y de lo que sucedió esa tarde. Cuando me desperté, ya estaba oscureciendo y me encontré tendida boca abajo sobre la mesa de cemento. El culo me ardía como nunca y me dolía la concha, pero el placer que me habían provocado mis vecinos era algo incomparable…Durante el resto del verano, incluyendo algunas veces en que Víctor tomaba una siesta, subí casi todas las tardes a la terraza, donde siempre me esperaban mis dos vecinos, dispuestos a todo… 
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