1. Mi primera experiencia ZOO.


    Fecha: 11/02/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Andy19, Fuente: SexoSinTabues

    Después de ver a nuestro empleado ser mamado por los becerros, decidí que por fin tendría que hacer lo mismo… Entonces una tarde, luego del último alimento de los becerros (el cual solía darse entre 4 y 6 de la tarde) me aseguré personalmente de darles la mitad de la leche que les tocaba, de esa forma, al quedarme solo en la granja, un par de horas después, éstos tendrían hambre y me mamarían la verga con esmero. Tan solo de planear mi fechoría todo el día tuve fuertes erecciones, de tal forma que ya para la hora del alimento tenía el pantalón lleno de líquido preseminal, ya que ese día, debido al calor del verano decidí no usar ropa interior (acá entre nos, llevo meses sin usarla, así como también duermo completamente desnudo). Durante la faena de alimentarlos metía mis dedos en sus hambrientas bocas, como un preámbulo de lo que sucedería en un par de horas; mi verga solicitaba a gritos que lo hiciera en ése momento, pero corría el riesgo de ser visto, así que con todo el nerviosismo me limité a hacerlo con una mano, mientras con la otra me daba buenos jalones dentro de los pantalones. De suerte que ese día los trabajadores saldrían a eso de las 5 de la tarde, así que quedaría solo en la granja, sin temor a ser visto. Mi padre y mi hermano irían a la ciudad, donde vivíamos, a casi 40 min. de la granja. Yo pedí deliberadamente que regresaran por mí más tarde porque tenía cosas que hacer, así, sin dar explicaciones, y como el trabajo en la granja nunca se acaba mis ...
    ... familiares me creyeron de tal forma que estaría solo al menos hasta las 9 pm, hora en la que mi padre regresaba con el velador. Tendría a todo el ganado para mí solo durante horas. Apenas cerraron la puerta principal me deshice de toda mi ropa y me quedé en botas de trabajo. Tenía el paquete durísimo, no podía más. Con el calor de la tarde entré al corral de los becerros, el sol se sentía fabuloso tostando mi piel blanca, ya que no suelo tomar baños de sol, actividad que no es de mi agrado. Los becerros estaban gustosos de verme, ya que hacía tiempo comenzaron con hambre otra vez. Me aseguré de acercarme a aquellos más pequeños, porque son (y ahora lo sé) los que maman más rico. Acerqué mis dedos temblorosos a la boca hambrienta del más pequeño, quien con gran esmero mamó el dedo medio de mi mano derecha, le metí dos… luego tres, el animalillo estaba salivando a chorros y los fluidos corrieron hasta medio brazo. En esa estaba cuando en menos de lo que se los cuento, metí mi verga de jalón en la boca del becerro, quien por la textura del paladar corrió el cuero de mi verga (no soy circuncidado) hasta abajo, haciéndome presa de las más generosas sensaciones que ya podrán imaginar. Los bordes agrupados del paladar chocaban con el borde de mi glande, que entre el mete y saca se ponía más rojo de lo normal. La blancura de mi piel se fue impregnando de la baba que salía a chorros, primero los pelillos del pubis y luego a hilos hasta llegar a mis piernas. No podía creer lo mucho que podía ...
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