1. Tocando a mi hijo


    Fecha: 13/02/2019, Categorías: Primera Vez Sexo con Maduras Tabú Autor: deniadaniya10, Fuente: xHamster

    ... acabó ahí. Envalentonada por el éxito de lo que había hecho y sin ningún atisbo de sentido común, la mano que antes había abusado de la boca de mi hijo se dispuso a profanar el resto de su cuerpo. Con mucho cuidado, para evitar alguna brusquedad que lo pudiese despertar, cogí el borde de su camiseta y se la levanté todo lo que pude. Pero no fue mucho porque la tenía pillada con su torso. Aún así, bastó para dejar al aire todo su abdomen y permitirme deslizar por él la yema de mis dedos. Los posé primero sobre el borde de sus calzoncillos donde la fila de pelillos de su tripita se ensanchaba para dar lugar al vello púbico. Muy despacio, fui subiéndolos permitiendo que jugaran con aquella minúscula selva y permitiendo que me dejaran notar el contorno de sus abdominales. No se le marcaban mucho, sólo un poco, pero a mí me gustaban así mucho más porque no tenían ese aire de irrealidad y de producto sintético que se veía en los culturistas. Dejé que mis dedos se paseasen por los surcos que formaban y metí uno en el agujerito de su ombligo. Aquello debió hacerle cosquillas porque noté como un ligero espasmo recorría su barriga. ¿Se habría despertado? Dejé el dedo quieto y miré su cara atentamente. Estaba igual que antes, con la misma expresión de tranquilidad, con los ojos igual de cerrados y con la misma respiración suave. Esperé un pequeño rato y volví a mi tarea. Mis dedos continuaron subiendo, delimitando con las yemas cada uno de los músculos que se encontraban. Subieron ...
    ... hasta topar con su camiseta, que no representó ningún obstáculo para ellos. Con toda la facilidad del mundo, se metieron debajo y pude acariciar su esternón. Aquello era tan suave como sus labios. Desde que había abandonado el ombligo, no había encontrado ningún pelo y no lo hice hasta que llegué a su tetilla derecha. Cuatro o cinco, casi imperceptibles, me estaban esperando allí. Mi índice los acarició de la misma manera que acarició su pezón. Le di varias vueltas y noté que se ponía algo duro. Aquello me provocó una nueva sonrisa. Me gustaba que el cuerpo de mi hijo reaccionase a mis caricias. Afortunadamente, aun podía gustar a alguien. Tal como había subido, descendí a la barriga de mi hijo de nuevo. Allí, con la palma abierta, se lo acaricié todo hasta que mis dedos rozaron el borde de sus calzoncillos. El contacto con la tela me hizo retirar la mano. ¿Debía seguir? Aquello podía convertirse en un desastre pero hacía tanto que no tocaba nada igual que deseaba hacerlo. Volví a mirar su cara y volví a ver que dormía. Como una insensata muy temeraria, decidí proseguir con aquello. Devolví mi mano al lugar del que la había quitado y, con mucho cuidado, colé mi dedo corazón bajo la goma. Hurgué por allí dentro hasta que di con el pene de mi hijo, que estaba colocado hacía un lado y completamente flácido. Estiré el brazo un poco y conseguí cogérselo con la mano. ¡Qué tacto! En ese estado no era muy grande pero yo estaba segura de que podía crecer mucho más. Coloqué mis dedos ...
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