1. Tocando a mi hijo


    Fecha: 13/02/2019, Categorías: Primera Vez Sexo con Maduras Tabú Autor: deniadaniya10, Fuente: xHamster

    ... corazón e índice en su prepucio y lo retraje para dejar al aire su glande. Pasé los dedos por él, posándolos en la punta, deslizándolos por sus paredes y metiéndolos en el espacio donde se une con el tronco del pene. Aquello era genial. Volví a cubrirlo con el pellejo y alargue un poco más la mano para dejar atrás su pene. Toqué con mis dedos la suave bolsa que protegía sus testículos. Sus piernas cerradas me impedían agarrarlos por lo que, con muchísimo cuidado, empujé la pierna que me impedía llevar a cabo mi propósito hasta obligarla a retroceder un paso. Sus testículos se amoldaban a la perfección al hueco de mi mano cerrada sobre ellos. Mientras los acariciaba, mi muñeca y mi antebrazo tocaban su pene, friccionándolo y aprisionándolo contra su pubis. Pude notar como, poco a poco, se iba poniendo tieso e iba cambiando de dirección hasta apuntar directamente a la cabecera de la cama. Casi sin respirar, a punto de sufrir una taquicardia, fui levantando mi mirada. Un sudor frío recorría mi espalda mientras miraba su pecho, su cuello y, finalmente su cara. La sangré se me heló y me preparé para lo peor. Mi hijo, al que tanto quería, se había despertado. Sergio me estaba mirando y, para mi desconcierto, me sonreía. No dijo nada pero la mano que descansaba libre sobre el colchón se movió hasta mí y tocó uno de mis pechos. Me quedé estupefacta. ¡Mi hijo me estaba tocando una teta! Cuando fui capaz de darme cuenta de lo que verdaderamente estaba ocurriendo ahí, pasé del terror ...
    ... más absoluto a borrar de mi mente cualquier tipo de preocupación. Me separé de mi hijo y me senté sobre la cama para quitarme el camisón y el sujetador que llevaba puesto. Sergio, igual que cuando era pequeño, no apartó su vista de mí en ningún momento. Dejé que me contemplara unos segundos, que se deleitara conmigo, y pasé a la acción tumbándole boca arriba. El se dejó hacer y yo me senté a horcajadas sobre sus piernas. Agarré sus muñecas y se las coloqué encima de la cabeza. Él, mientras yo manipulaba su posición, aprovechó que mi gesto me obligó a agacharme sobre él para levantar la cabeza y besarme un seno. Aquello me hizo muy feliz. ¡Al fin un hombre deseaba besarme! Cuando estuvo colocado en la posición que yo deseaba, le levanté la camiseta todo lo que pude y contemplé lo que había creado. Mi hijo, con el pecho descubierto y la punta de su pene asomando por el borde de su calzoncillo, me miraba aguardando a lo que yo pudiese hacer. Podía sentirme orgullosa de tener un hijo así y, sin ningún tipo de dilación, me abalancé sobre él. Chupé sus dos tetillas, lamí su esternón e introduje mi lengua dentro de su ombligo. Esto último, hizo que su barriga se contrajese y que se escuchase un resoplido. Aquello era genial, estaba haciendo que mi hijo disfrutase de una manera que jamás pensé que yo podría lograr. Mi columna no me dejaba seguir bajando debido a la postura en la que estaba por lo que me aparté a un lado. Pasé la lengua por la hilera de pelos que antes me había marcado ...
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