1. Blanco y negro


    Fecha: 14/02/2019, Categorías: Anal Tabú Autor: EddMad, Fuente: xHamster

    ... genera un extraño ambiente dentro. Así, sólo entra esa luz desde el balcón, realzando el contraste entre la parte en sombras y la parte iluminada.Pero en la parte iluminada hay una sombra más. La sombra de alguien.Y allí estás. En medio del balcón. Tu cuerpo desnudo a contraluz es precioso. Para mí, que sólo distingo tonos de gris es una visión clara y preciosa. Tu silueta queda perfectamente definida por la luz exterior. Atrapada entre las leves sombras de las cortinas semitransparentes.Cierro la puerta, y la oscuridad se hace más acuciante. Dejo la cartera en una mesa que está situada a la izquierda de la entrada y me deshago de la gabardina dejándola encima de la cartera. Completamente inmóvil me quedo mirándote, estupefacto. Recordando. Viviendo. Oliendo. Sintiendo esa calidez en el ambiente. Notando como gotas de sudor recorren mi frente y mi mejilla hasta llegar al cuello, donde se pierden.Comienzas a andar hacia mí. Andares de gata. Mirada felina. Acción de tigresa.Está justo enfrente de mí. Ahora puedo verte la cara. Qué hermosa. Qué perfecta. Qué bella. Qué delicado rostro es aquel que tengo justo enfrente.Estoy completamente inmóvil. No has dicho nada. Sólo acercas tus manosa mi cara y la acaricias. Yo me dejo. Esto debe ser lo más cercano a la felicidad que puede estar un hombre. Continuas tocándome hasta llegar a mis labios. Y una leve sonrisa se esboza en tu boca. Te pones de puntillas y te acercas un poco más. Entreabres los labios y depositas un largo y húmedo ...
    ... beso en mi.Poco a poco voy recuperando movilidad. Y ahora convierto el beso de “hola” en un apasionado beso de “cuánto tiempo”. No has abierto los ojos en todo el tiempo. Disfrutas de las sensaciones dejándote llevar.Bajas las manos por mi cuello quitando el nudo de la corbata. Un poco más abajo y los botones de la camisa no oponen resistencia a la magia de tus dedos, finos, largos… Manos de pianista.Así me has dejado desnudo de cintura para arriba. Pero a la corbata le has dado otro lugar en vez de la mesa. La coges, la tocas, la hueles… y con un movimiento suave la pones en tus ojos haciendo un nudo por detrás de tu nuca. Por encima del pelo suelto y sedoso.Ese es tu juego preferido. Jugar a no ver, a sentir y a olvidarte de quién es la persona que tienes enfrente. Me agarras del cinturón y me conduces por la gigantesca habitación hacia el otro lado. El dormitorio.Tras subir los dos escalones que separan la entrada del nido me doy cuenta que algo ha cambiado. Faltan cosas. No hay lámparas, y el leve resplandor que venía del balcón ha desaparecido. La sombra nos envuelve casi por completo. Así, estaremos en igualdad de condiciones. Tan sólo llego a distinguir tu figura levemente. Te diriges a la cama y te subes a ella, siempre de frente a mí, gateando de espaldas, ronroneando… Trepas por la sabana hasta dar con tu espalda en el cabecero de la cama, que chirría queriendo escapar de tan embarazosa situación. A veces, me pasa como a Amèlie. Y me hago preguntas estúpidas, como ...