1. Carmen y el sillón del ginecólogo


    Fecha: 20/02/2019, Categorías: Anal Sexo Duro Sexo con Maduras Autor: pepitito, Fuente: xHamster

    ... sexual.Y todavía faltaba más. Con mi mano descapullé su clítoris y lo empecé a morder suavemente y chuparlo. Más goce para Carmen que no paraba de decirme que se estaba volviendo loca de placer. Hubo otros dos orgasmos más, uno seguido de otro. En un acto final la tomé de sus caderas fuertemente, apoyé mi cara en su sexo y se lo mordí. Fue una mordida no muy fuerte pero firme. Me salió de adentro como una forma de terminar la tarea. Creo que Carmen ni se dio cuenta porque seguía en éxtasis.Me detuve incorporándome a su lado. Ella estaba ahora desparramada en el sillón literalmente destrozada físicamente. Comencé a acariciarla y besarla para que volviera a recuperar sus sentidos. Cuando su respiración se hizo normal, me miró con una expresión de amor y satisfacción y me dijo- Me destrozaste! Nunca en mi vida había recibido una carga de sensaciones sexuales tan fuertes. Creo que debo haber acabado como diez veces. Ya no tengo fuerzas ni para pararme-- Fue algo sensacional. Verte gozar de esa manera me hizo bien y me puso a mil. ¿Mira como tengo mi verga? Está dura como una piedra y está queriendo tomar parte en la fiesta-- ¿Ya mismo? ¿No me vas a dar un minuto de paz? Vas a acabar conmigo-- Te espero aunque el amigo me está pidiendo buscar un poco de placer en tu deliciosa conchita-Esperé unos minutos acariciándola para que calmara su estado de excitación. Mientras tanto calculaba como iba a realizar mi ataque. Como en la posición que ella estaba en el sillón era ideal para ...
    ... una penetración de parado, me situé frente a su chocha y le apoyé por un segundo la cabeza de mi pene en la raja para que tomara nota de lo que se venía.Tenía cerrados los ojos, los abrió y con una sonrisa cómplice me dijo- ¿Y ahora me vas a meter ese pedazo? Mira como está de duro. No tienes piedad de mi-- ¿Y qué esperabas? Yo también tengo derecho a un rato de goce-Luego de cubrir la cabeza de mi verga con una pomada de xilocaína apoyé la herramienta en su raja y comencé a deslizarla suavemente a los largo de la misma con un movimiento continuo. Apoyé la cabezota en su clítoris y jugué largo rato con él, mientras Carmen volvía a recuperar su estado de calentura máxima acompañando con quejidos y jadeos. Apunté sobre la vagina y deslicé la cabeza de mi verga dentro de ella, logrando que mi amante se volviera a derramar. Era evidente que ese era su día de máximo goce.La pomada me ayudaba a retardar el orgasmo y permitía prolongar la mutua excitación. De a poco fui deslizando mi verga dentro de su cueva aprovechando que estaba totalmente lubricada por sus repetidos orgasmos. Llegué hasta el final de mis posibilidades y empecé a serruchar acompasadamente mientras mis testículos golpeaban una y otra vez su culo. La cara de Carmen lo decía todo. Estaba como enloquecida de placer porque mis repetidas acometidas no le daban respiro.Batallé unos cuantos minutos mientras Carmen me pedía que acabara de una vez porque se estaba yendo de orgasmo en orgasmo. Aguanté todo lo que pude, pero ...