1. Sé lo que hice este verano


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Intercambios Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos

    ... mientras yo juntaba, como nunca, las dos rodillas con la intención de evitar un tocamiento más explícito en mi zona genital que me llevara al paroxismo definitivo. Mi gesto era parecido al que se adopta cuando estás a punto de mearte encima, justo antes de llegar al baño. Y es que no me apetecía ir tan rápido. Algo con lo que no estaba muy de acuerdo mi amigo porque, sin titubear unápice, y siempre desde atrás, se agachóa la altura de mi trasero y estiróde mis bragas hacia abajo con un solo gesto violento. Cuandoél se incorporóde nuevo mi prenda descansaba en mis tobillos y, al levantar de nuevo mi faldita mostrómi zona genital a las dos tortilleras que, de repente, dejaron lo que estaban haciendo, se miraron y rieron jocosamente a la cara. "Serámejor que pilléis el sitio que queda antes de que os lo quiten" dijo una de las tías con voz emponzoñada de lujuria. Ruborizada y acalorada, me agachérápidamente para retornar mis bragas a su posición natural, empujésuavemente a Juan hacia atrás y me dirigíal rincón sexual que, aparentemente, nos había sido adjudicado por las meras circunstancias. Juan siguiómis pasos hasta el sofácama que nos debía servir de inspiración y, sin darle tiempo a decir una sola palabra, me sentéen el borde y atraje su cuerpo hacia míagarrándolo por ambas cinturas. "Estás muy caliente" se le ocurrióafirmar en respuesta a mis actos. Pero no le respondí. Me limitéa demostrárselo frotando una de mis palmas sobre la paquetería que sobresalía de forma muy ...
    ... clara de su perfil, mientras alzaba mi mirada hacia la suya con la esperanza de arrancarle algún gruñido de placer. Conseguíque resoplara una vez. Y después otra. Y a la tercera comencéa desabrocharle los botones de la bragueta y, rápidamente, introduje una de mis manos dentro del pantalón. El aspecto de Juan empezópor fin a parecerse de verdad al que disfruta más con el placer propio que con el ajeno. Ahora iba a serél el protagonista de mi lujuria, aunque a nuestro alrededor las dos parejas dejaban constancia, cada vez con másímpetu, de su presencia tan solo a 4 metros de nosotros. La pareja de mediana edad parecía estar ya en el momento culminante de suéxtasis, mientras que las lesbianas parecían haber acabado su tortilla, y ahora se limitaban a descansar la una sobre la otra mientras se acariciaban mútuamente y dirigían sus miradas hacia nosotros. Mi mano estaba ya llena de carne en el interior de la ropa de Juan y, en mi nuca, sentía la mirada de unas espectadoras que, en cierto modo, me incomodaban. Reconozco que siempre me ha dado morbo que me miren disfrutando del sexo, pero en esta habitación me daba la sensación de ser una simple atracción. Y era solo el principio. Cuando conseguíagarrar el miembro erecto de mi compañero dentro de su funda fui consciente del tamaño real del mismo y, como consecuencia de ello, decidídesabrocharlo por completo extrayendo de esa prisión todo aquello que Juan tenía para mísola. El pollón era importante, del 20 quizás y, desde arriba, su ...
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