1. Helena y un problema de autoridad


    Fecha: 18/03/2019, Categorías: Anal Sexo Interracial Lesbianas Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... entonces le abrió los cachetes, metiendo un par de dedos en esa ahora humedecida concha ultra caliente. Mi amiga dejó escapar un quejido de dolor y sorpresa ante la repentina y brutal invasión, pero la negra no la dejaba moverse y ya comenzaba a mover sus dedos dentro de esa hermosa abertura.Helena respondía sollozando muy suavemente. En apenas dos minutos comenzó a temblar y exhaló un fuerte suspiro, dejando saber que había acabado a merced de la negrita. Ella sacó su mano y le mostró a Ingrid los dedos manchados con los flujos de Helena, que ahora se deslizaban por sus hermosas piernas. La perrita esbozó una ligera sonrisa, haciendo un gesto de aprobación. Pero todavía faltaba algo más en la inspección de cavidades. La mujer lubricó un par de sus dedos con esos mismos líquidos y sin perder tiempo los introdujo de golpe entre los cachetes de Helena, abriendo brutalmente su orificio anal. Esta vez mi amiga aulló de dolor, porque la negrita se los metió hasta el fondo sin inmutarse.Mientras Helena era humillada, yo presenciaba todo desde mi lugar, mirando de reojo, de cara a la pared, todavía cubierta con la toalla. De repente sentí que me la arrancaban del cuerpo y antes de poder reaccionar, una dura verga se apoyó contra mi cola desnuda y el peso de un macizo cuerpo me aplastó contra la pared. El policía se había despertado del todo y también iba a colaborar con su compañera en la inspección, buscando en mis cavidades a su manera, o sea, cogiéndome frente a las otras ...
    ... mujeres. Fingí algo parecido a un ataque de nervios y comencé a sollozar, diciéndole: “Ya intentaron sodomizarme hoy, por favor, no me haga daño”El hombre sonrió y susurró a mi oído: “Eu tein algo muito grande para vocé” y para demostrarlo comenzó a frotar su dura poronga contra mis ahora inflamados labios mayores. Enseguida sentí que mi propio cuerpo me traicionaba, respondiendo al ataque con una humedad y un ardor en mi concha que jamás se me habría ocurrido que pudiera suceder. El hombre lo notó enseguida y entonces me tomó por las caderas, llevando mi cuerpo hacia atrás y haciendo que me inclinara por la cintura. Estaba listo para penetrarme, así que volví a suplicarle que no lo hiciera. Pero el tipo estaba decidido a disfrutar de mi humedecida e invitante conchita, pese a mis ruegos.Entonces vino en mi ayuda la perrita Ingrid, que no era tan desalmada como parecía. Tomó del brazo al policía, le susurró algo al oído y lo llevó a sentarse nuevamente en el sillón. Pude ver entonces que el tipo estaba desnudo desde la cintura para abajo, dejando apreciar una buena verga bastante grande y endurecida. Ingrid se arrodilló frente a él y la tomó entre sus manos, abriendo su delicada boca para engullirla hasta el fondo. Después de todo, resultó que cualquiera cosa la dejaba satisfecha a la nena mala…Mientras tanto Helena seguía jadeando y sollozando bajo el embate de los dedos de la mujer policía, que seguían entrando y saliendo brutalmente del dilatado culito de mi amiga. Me pareció oír ...