1. Fantasía: Sexo casual


    Fecha: 29/03/2019, Categorías: Zoofilia Autor: AngieZoo, Fuente: SexoSinTabues

    ... ofrezco mi mano para que la olfatee. Olvidé que era la misma mano con la que froté mi entrepierna, el perro la lamió pero cuando me levanté se dio cuenta de dónde salía ese aroma tan afrodisiaco. Metió su nariz debajo de mi falda directo en mis pantaletas. Eso me tomó por sorpresa, caminé hacia atrás y me recargué en un muro, trate de empujar su cabeza pero mi vagina seguía pidiendo macho a gritos. Perdí todas mis fuerzas como al principio y caigo sentada con las piernas abiertas y el perro lamiéndome. Se sentía tan bien, comencé a jalar a un lado las pantaletas para darle acceso total a mi vagina. Su lengua estaba entrando tan profundo. Con la mano libre jalé hacia abajo mi blusa y bra para acariciar uno de mis pezones y masajear mis pechos, en unos segundos ya tenía ambos pechos al aire y yo estaba gimiendo de placer. Ni una alma alrededor que viera esa unión innatural Así estuvimos unos minutos, la lengua cada vez me mandaba olas de placer más y más grandes hasta que mi vagina explotó y un orgasmo bastante largo hizo que temblara todo mi cuerpo. Mis piernas se levantaron mientras se agitaban. Creo que grité de placer, mi conciencia se desvaneció unos segundos. Entonces sentí una lengua en mi mejilla, era el perro callejero que parecía preocupado por mí. Mis ojos se habían acostumbrado a la obscuridad lo suficiente como para distinguir su color, su corpulencia y su enorme miembro que se asomaba entre sus patas traseras, unos enormes testículos que colgaban llenos de esperma ...
    ... canino. No me importaba nada ya, yo era una hembra y él un macho, ambos con el instinto de aparearnos. Mi vagina aún sensible por el fenomenal orgasmo quería más, estaba completamente empapada por la saliva del perro y mi lubricación. Me levanté la falda, me puse en 4 patas y me bajé las pantaletas hasta la rodilla – Vamos papi, quiero tu tranca – el perro olfateó y lamió otro poco mi vagina antes de saltar sobre mi espalda y tomar con fuerza mi delgada cintura con sus patas delanteras. Sentía la punta de su pene tocando mis nalgas, el corazón me brincaba en el pecho, movía mi trasero para acomodarlo y que entrara. El perro se esforzaba, sentía sus jadeos en mi nuca. Usé una mano para guiar su falo, estaba húmedo y caliente, lo conduje hasta la entrada de mi hambrienta vagina y de una embestida me lo metió todo hasta el fondo. Resbaló hasta adentro de golpe y yo arquee mi cabeza hacia atrás – Hay papi! Estás enorme! – Me estaba dando unas embestida poderosas, fuertes, casi me hace perder el equilibrio, tuve que apoyarme de nuevo con las dos manos. Gemía y casi gritaba cuando sentí que estaba creciendo su pene, se hinchaba y estiraba las paredes de mi vagina. Mis pechos se sacudían con la fuerza de las embestidas que me daba ese macho. Sentía mi vagina llena, saturada y aparte estaba apareciendo una presión en la entrada por dentro como si estiraran las paredes de mis labios al máximo. Un líquido salía de mi vagina que goteaba al piso y resbalaba por mi pierna. Los sonidos de ...