1. La oficina y mis jefes


    Fecha: 30/03/2019, Categorías: Anal Sexo con Maduras Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... casa esa noche, con el culo bastante dolorido, pero satisfecha por los cuatro orgasmos que me había arrancado mi jefe.Los días siguientes transcurrieron sin novedad en la oficina.Hasta que por fin, mi jefe volvió a la carga. Una mañana entré a su despacho para hacerle firmar unos papeles y me ordenó que cerrara la puerta con llave.Luego me hizo quitar la pollera y mi tanga. Entonces me tomó por las caderas y me hizo cabalgar sobre su verga dura. Me comió la boca a besos y me manoseó las tetas a través de mi blusa; mientras me susurraba al oído palabras soeces…Me hizo acabar a los gritos y tuvo que taparme la boca con su mano, para que nadie afuera pudiera oír mis aullidos y alaridos de placer.Mi jefe no alcanzó a acabar conmigo; así que desmonté de su tremenda verga todavía bien erecta y caí de rodillas, dispuesta a que descargara su leche en mi boca. Comencé a lamer y a chupar esa pija enorme, que apenas cabía entre mis labios bien abiertos. El tipo seguía sentado y observándome, diciéndome que yo era una secretaria perfecta y una verdadera puta, dos condiciones ideales para todo jefe...Desde ese día comenzó a cogerme en su despacho. Cada vez que lo hacía, me provocaba un placer inusitado. Mi jefe era un verdadero perverso: algunas veces, mientras me tenía doblada sobre el escritorio con su verga enterrada en el fondo de mi concha, me hacía llamar a Víctor, para obligarme a hablar con él mientras me bombeaba desde atrás sin piedad. Yo tenía que reprimir mis gemidos para que ...
    ... mi esposo no notara lo que sucedía. Si me quedaba callada o tapaba el auricular mientras gemía, entonces el muy turro se detenía o me sacaba su verga de repente, dejándome más caliente y loca todavía…Otras veces abría las cortinas de los amplios ventanales en su oficina y me cogía mirando hacia la calle, con mis manos y mi cara retorcida de placer apoyadas en los vidrios; para que cualquiera pudiera verme desde afuera.El colmo de su morbosidad sucedió en una ocasión cuando Víctor pasó a buscarme. Mi jefe lo hizo esperar en la antesala, mientras él me sodomizaba doblada en dos sobre su escritorio. Tuve que morder mi mano para que mi esposo no oyera los alaridos de placer que me provocaba la verga de mi jefe enterrada a fondo en mi culo…Otras veces me ordenaba irme a casa sin mi bombacha, con su semen todavía corriendo entre mis muslos. Por supuesto, me ordenaba que no cogiera con mi esposo durante las noches.Me dejaba siempre la concha muy dolorida, porque sus embistes eran realmente furiosos y hasta casi violentos. Pero a mí eso mismo me calentaba por demás…Un día de repente me informó que lo iban a trasladar a una oficina en el interior; así que hicimos una buena despedida en un hotel. Me dejó mis orificios bien abiertos, enrojecidos y llenos de semen caliente…Su reemplazo fue una bruja gruñona; insoportable para todos excepto para mí, que descubrí enseguida su costado lésbico…Con ella comencé a gozar de unas buenas sesiones de sexo y mi vagina entonces empezó a doler menos… 
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