1. Quitarme las bragas


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Hetero Voyerismo Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... fuera del agua. Su olfato detectó mi sexo y, mientras yo me abrazaba a su cabeza y mis piernas estaban sumergidas en el agua fría, el poni, ¡comenzó a darme lengüetazos en mi grieta!, muy seguidas, ¡abarcando toda la longitud de mi sexo!; mis mejillas ardían y mi coño se convulsionaba frente a la gruesa, áspera y carnosa lengua del animal. No sabía qué hacer, me sentía muy confusa, me gustaba y no me gustaba a la vez; una voz desde lo alto del sendero dijo: —Fueraaaa, fueraaaa, arreeee… Miré al camino y vi a los tres jóvenes de la terraza de verano, el más guapo, el que habló conmigo; era el que voceaba al animal, al tiempo que le lanzaba guijarros para espantarlo; el poni dio dos pasos atrás, despegando mis tetas de su frente y alejando su lengua de mi vagina y salió corriendo cuesta arriba. Se acercaron los tres jóvenes corriendo hasta el pilar, preguntándome si estaba bien, que si me había hecho daño el poni. No podían evitar mirar alternativamente mis tetas transparentándose tras mi camiseta mojada y mi pubis rasurado y blanco como la leche; entonces les dije: —Estoy bien, algo nerviosa, pero no ha sido agresivo el poni; solo que. (Acerqué mi boca a la oreja del más guapo y le dije): me ha lamido el sexo, no creo que me haya hecho nada, pero su lengua era muy áspera, como la lija; ¿quieres comprobar que no tengo heridas?, pero solo tú, los otros mirándote mirármelo, me da vergüenza —el jovencito guapetón habló, a mí y a sus amigos, lo hizo con prisa y con ganas: —Claro ...
    ... que sí, por supuesto chica. ¡Raúl, tu sube el camino!, y avisa si viene alguien, tu, Pablo, baja la cuesta y avisa si viene alguien; pero poneros donde no veáis la fuente, ¡vamos!, que no nos estéis espiando, ¿vale chicos? —Vale Jaime —dijeron los dos amigos a la vez, sonriendo socarronamente. Mientras sus amigos se alejaban "el chico fuerte y guapo" me preguntó: —Cómo te llamas preciosa. —Me llamo Margarita. Subí mi culo en el filo del pilar, con las piernas flexionadas, apoyándome en mis talones y en mis posaderas, ¡exponiendo mi sexo a la mirada del guapo jovencito!; le pregunté: —Te calculo diecinueve años, ¿cuantos tienes? —Margarita, ¡casi aciertas!; el mes pasado, el doce de junio, cumplí los dieciocho años, ¿cuantos tienes tu pelirroja? —le respondí: —Pues estas muy bueno, pareces algo más mayor. Yo tengo veintitrés años Jaime, desde el diez de diciembre. Mírame el sexo, por favor, no creo que me haya hecho nada el poni, pero su lengua rozaba fuerte. Jaime estaba colorado como un tomate viéndome sentada en el filo del pilar con las piernas abiertas, enseñándole mi abultado y clarito chocho; yo estaba cogiendo de nuevo "calor", no me había hecho ningún daño el poni, ¡al contrario!, pero de algún modo tenía que conseguir acercarme a Jaime, "mi héroe fingido" y justificar también que vieran al caballito pegado a mi cuerpo. Jaime su agachó, quedando mi "aguado sexo" a la altura de sus ojos castaños, los cuales parpadeaban, muy, muy abiertos; me preguntó: —Margarita, ¿te lo ...
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