1. Quitarme las bragas


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Hetero Voyerismo Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... puedo tocar?, para "revisarlo bien", y comprobar que no tienes heridas —le respondí: —Claro Jaime, tócame todo lo que quieras, por favor guapo. Los dedos suaves de mi pipiolo de dieciocho añitos buscaban entre los pliegues de mi sexo, acariciándomelo; no pude evitar posar mi mano derecha en su melena castaña mientras "me inspeccionaba el coño", ¡yo ardía!, mi coño estaba empapado, otra vez; le pregunté: —¿Tengo heridas Jaime?, o está sano —Me respondió con la voz entrecortada: —No tienes ni un arañazo, está sanísimo y es precioso, me vuelve loco tocarlo; ¿te lo puedo comer un poquito? —le respondí: —No, un poquito no; Jaime, ¡cómetelo del todo!, muérdeme. Pegó so boca a mi sexo y me lamió el chocho como nunca me lo habían chupado, su lengua no era grosera, me acariciaba más bien. Después Jaime se desnudó, su pene, ¡era enorme para su edad!, ¡muy recto y mirando al frente!, un pene que me causó impresión, de piel oscura y venosa, umnnn que rico. Nos metimos los dos en el pilar, me desprendí de la camiseta mojada y Jaime "me comió las tetas", tirando de mis gordos pezones con sus labios, ¡apretándolos fuertemente! Luego me sumergí en el agua fría hasta el pescuezo, buscando su polla, que me apuntaba como un torpedo salido del agua. La sentía fría entre mis labios, pero cuando "me la tragué" su tronco me daba calor a la altura de la campanilla. Apoyé mi vientre sobre el filo del pilar, dejando mi melena colgando hacia afuera, hacia el camino. Jaime, detrás de mí, alzó mi culo ...
    ... con las dos manos, levantándolo en el aire... su polla me entró entera al primer "encontronazo", como cogiendo lo que era suyo; su juventud se notaba en su intensidad, utilizaba sus músculos para impulsarse "dentro de mí", ¡cómo me dolía el coño al principio!, ese ritmo no era normal; el dolor se transformó en placer, un gran placer... me corrí intensamente, notando una gran relajación... su ritmo no cesó, me sentía arponeada por ese niñato, me follaba sin piedad, ¡y no se corría el cabroncete!, no, ¡me corrió cuatro veces el niñato!, como si fuera un chulo, mi chulo. Jaime paró en seco, aun sentía su dureza dentro de mi dolorida vagina. Me la sacó "de golpe", sentí como si me sacara una muela; me dijo: — Chúpamela Margarita, por favor. Yo, muy deprisa, me di la vuelta y me metí su glande en la boca, olía a mi flujo del que estaba impregnada su polla. Apreté la parte estrecha de su polla, donde acaba el glande, con mis dientes; mientras con mi mano izquierda agarraba sus dos huevos a la vez, ¡gordos como los de un toro!; ¡tirando de ellos!, hasta que la pelusilla del vello de su escroto rozó el agua fría del pilar... él se corrió en mi boca, como un manantial, como si fuera un yogur líquido; dulce y caliente. Su semen bajó por mi garganta y, mientras saboreaba su dulce esencia no pude evitar apretar sus huevos, que aún sostenía con mi mano izquierda; ¡al apretar sus testículos!, su polla manó de nuevo, soltando un chorrito que atrapé al vuelo con mi gran lengua, también "soltó" ...
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