1. El enfermito


    Fecha: 03/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... unas 3 veces y me fui a dormir con el recuerdo de su bombachita en la nariz. Al otro día en la escuela, cuando tocó el timbre del recreo todos salimos a comprar golosinas. Cuando volví al aula encontré una nota en mi carpeta de Sol que decía: ¡entre nosotros no pasó nada! Me dio bronca porque ella retrocedía lo poco que yo había logrado avanzar. Así que me salió el malo de adentro y grité al curso: ¡Sol dice que entre nosotros no pasó nada, pero ayer nos re tranzamos, y la muy zorra me manoteó el pedazo… para mí la guacha quiere que le pegue una buena culeada! Ella estaba parada frente a mí con su peor cara de culo, y apenas se dio vuelta indignada, aproveché a pegarle y manosearle el orto. Ella reventó en llanto y salió corriendo del aula hacia el baño de mujeres. Ni me conmoví. Al contrario. Creo que hasta me excitó verla llorar. Su nota me había enojado de verdad. Mientras ella regresaba le dejé una nota junto al dibujo de su bombachita sucia que decía: ¡dale, si te encanta que tu novio te cague… aparte, todavía me falta tocarte la concha pendeja idiota! Vi cómo la leía mientras la profesora la retaba porque no se podía salir del salón así nomás. Ella le explicó que no se sentía bien, y se salvó de las amonestaciones, entretanto yo le decía: ¡seguro que le vino y se manchó toda profe!, y todos en el curso se descostillaban de risa. Sol se sentó y me ignoró todo lo que pudo. A la salida del colegio Camila me dijo que aún teníamos que terminar el trabajo grupal, pero que ...
    ... Sol no pondría su casa. Así que Cami ofreció la suya. A la semana, tipo 6 de la tarde nos juntamos allí, y justo coincidió con una reunión de la madre de Cami y sus amigas. Así que nos fuimos con libros y todo a trabajar al patio. Todos usábamos el wifi de la casa para buscar información, por lo que cada uno permanecía fijo en su celu dispuestos a terminar y poder irnos de una buena vez. Ninguno hablaba. Sol me miraba cada vez peor, ya que seguía enojada conmigo por lo de la escuela, y con Camila también por reírse. Pero esa tarde estaba super bonita, y encima el sol la hacía brillar aún más. Tenía una ropa suelta con la que parecía muy cómoda, el pelo suelto y los ojos claros como el cielo. Yo no paraba de mirarla, y ella se molestaba más. De repente a los 3 se nos cayó el internet, y Camila entró a la casa para reiniciar el router. De paso nos traería algo para comer. Entonces le escribí un sms a Sol. ¡Quiero verte la bombacha ahora! Ella se puso colorada, pero cuando quiso pegarme la esquivé y se cayó sobre mí perdiendo el equilibrio. La agarré de la cara y comencé a besarla con una calentura que logró robarle algunos gemiditos. Le comí la boca con toda mi pasión, porque eso les gusta a las pendejas según mi hermano mayor. De a poco le fui llevando la cabeza a mi pija que latía imparable. Sol se resistía. Decía que estábamos en casa ajena. Pero después de que me pegó otra vez cuando le bajé el pantalón, le robé otro beso que fue como un chupón y le dije: ¡dale pendejita, ...