1. VIENDO A MI YERNO


    Fecha: 04/04/2019, Categorías: Voyerismo Autor: elvia, Fuente: RelatosEróticos

    Desde hace un mes mi hija y su esposo vinieron a quedarse a mi casa ya que estaban arreglando la suya. Yo con gusto acepté que se quedaran aquí, aunque solo hay una recámara, ya veríamos como nos acomodábamos los cuatro, ellos dos, mi nieto y yo. Mi yerno no es muy de mi agrado, ya que no estuve de acuerdo que mi hija se juntara con él ya que es veinte años mayor que ella. Pasó el tiempo y empecé a tolerarlo. A veces nos reuníamos todos para cenar o comer y en cierta forma me empezó a ser menos molesta su presencia. Como dije, desde que me dejó mi marido hace más de veinte años no he tenido sexo, deseos sí pero no me he llegado ni a masturbar porque yo lo siento como un pecado carnal, eso me han enseñado en la comunidad religiosa a la que asisto a diario. Siento que me estoy consumiendo por dentro pero me he aguantado las ganas por mucho tiempo. He adelgazado, siento que me he avejentado, mi cabello es muy largo, ya muy pintado de canas. Mi ropa es de faldas largas y blusas abrochadas hasta el cuello, el cabello recogido en un chongo o una trenza, eso es lo que nos piden en la comunidad a la que asisto. A veces mi hija me dice que deje de asistir, que me busque un hombre y rehaga mi vida. Yo me molesto con esos comentarios y a veces terminamos disgustadas, porque mi vida es asistir a esa comunidad donde busco sentirme bien y en paz. El mes pasado que llegó mi hija con mi yerno y mi nieto cambió algo en mí. La privacidad que tenía al vivir sola cambió totalmente. Ya no era ...
    ... libre de andar como acostumbraba, ahora tenia que ser más cuidadosa. Tan solo el ir al baño ya no era como antes, es decir, yo solía ir al baño desnuda, o con mi batita, ahora tengo que taparme, a veces al hacerme un café también lo hacía sin nada de ropa, así encuerada me sentaba en la mesa a tomar mi desayuno, sin nadie que me viera. Pero los más importante es que soy una mujer muy velluda, nadie lo sabe por la forma en que visto, no se me ve nada, pero si, soy extremadamente velluda, así que también el andar por la casa cuidando mi pelosidad no se me daba. Y aquí empezó algo, en las noches en que nos sentábamos a cenar, mi yerno me miraba disimuladamente. Y es que al llegar me cambiaba la ropa que usaba, me quitaba las medias y me quedaba en falda o me quitaba todo y me ponía una bata azul que es la que uso para dormir. Ahí sí se notaban todos mis vellos. Al alzar los brazos para bajar cosas de la alacena se me asomaban mis vellos en las axilas, vellos largos y gruesos, o cuando veíamos la tele, sentados en la sala, se me veían mis piernas peludas. Todo esto, claro, lo veía mi yerno, jamás imaginé que los vellos femeninos pondrían malitos a algunos hombres. Una noche me dijo, Elvia, que bonitas cejas tienes, bien pobladitas, nos reímos y mi hija solo le dijo, ya deja de apenar a mi mamá, no ves que no le gustan los piropos. Yo sólo sonreí y nos fuimos a la sala a ver la novela. Mi hija y mi yerno se fueron a cambiar, ella salió con un short y mi yerno con su clásico pants ...
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