1. Amor al trabajo


    Fecha: 10/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: jorisa, Fuente: xHamster

    ... desnudos, y tres chicas. La “flaquita” era Julia, esplendorosa, con liguero y tacones altos; su trasero y la brevedad de su cintura eran de antología. Las otras dos, también eran delgadas, pero sin las curvas de “mi” Julia... Mis amigos murmuraban que qué le veía, sus ojos inexpertos no visualizaban los atributos que la ropa floja disimula y menos a la mujer oculta en la limpieza de su sonrisa y la inocencia de su cara. Tampoco sabían que al apretar sus senos de niña brotaba leche; que el hueco entre sus largas piernas al juntarse con las nalgas en forma de corazón, exponía los labios de una manera tan invitante que ningún macho resistía a restregarse entre ellos. Tal vez, pensé, por ese desconocimiento asignaron a mi Julia con sus compañeros de su oficina y a Mariana para los visitantes. Mi Julia. Que ya no era mía, o nunca lo había sido, sino de otros, o de nadie, montaba a alguien en el piso y otro penetraba su culo perfecto hecho para mí, y al parecer, para ellos también. Julia no gustaba de desperdiciar recursos, pues a la vez despachaba con ambas manos la fila de vergas y lamía la concha de una güera de pezones oscuros, a quien otro perforaba por detrás.—Ayúdame con estos —dijo Julia inclinando las vergas entre sus dedos—, porque ahorita mi boca es para ti.Los dos tipos se formaron en cada una de las filas que esperaban a Julia. Yo no sabía qué hacer. El que la perforaba por detrás había sido su compañero de carrera, era alto y fornido. Al de abajo no lo conocía, pero ...
    ... estaba más feo que yo. La otra mujer saltaba sobre alguien en un sillón, tenía pocos fans. Julia los acaparaba. No era momento para que mi exnovia se pusiera a recibir documentos, así que rápido encontré el método para darle oportunidad a que me perdonara. Me quité la ropa y toqué el hombro del que estaba en el ano de la güera, me cedió su puesto, en vez de entrar al hoyo dilatado, mi falo en su entrepierna alcanzó la lengua de Julia. Entonces la bendije en silencio. Insertó mi pene en la raja de la rubia, ésta zarandeó las vergas que agarraba. Mi Julia acariciaba mis testículos, luego lo volvió a lamer.—Éste me gusta —dijo entre gemidos—. Amorcito, me dejas metérmelo? Sólo la puntita, sí?Un “como quieras, pero después que terminemos” vino de abajo. Se lo tragó lentamente. Qué riiiiiiiiico!!! Masaje laríngeo. Sabía satisfacer hombres... por lo visto, también a las mujeres. Oí mis gemidos,,,, ella se detuvo.—Qué haces aquí!! Quién te invitó?—Y tú qué haces con todos estos...—Lo que hago no es de tu incumbencia, no tienes nada que hacer aquí.—Claro que sí, decirte que te amo, que quiero compartir mi vida contigo...—Ya tengo a alguien que sí me trata bien —acarició la cara del tonto que montaba. Saludó.—...Dejaría que probaras a otros hombres y mujeres, pero quédate conmigo.—Jaja! Mira cómo estoy, hacen cola. Me ofreces lo que ya tengo. Es más, puedes formarte, verdad, amorcito? —el tonto asintió—. Pero mejor no, ya te has aprovechado de mí muchas veces.—Nunca me aproveché de ti, ...
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