1. Historia del chip 027 -Tres son multitud - Daphne 009


    Fecha: 11/04/2019, Categorías: Dominación Grandes Relatos, Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... unos estiramientos y meditar sobre el tema. Sólo se le ocurre una cosa. En esas películas, las chicas aparecían a disposición del mafioso de turno o el político corrupto. Casi nadie sabía sus nombres. Eran simples cuerpos esbeltos y exhibidos. Ya estaba todo bien puesto en la mesa cuando entró. Y era un banquete más que un desayuno. Jennifer le señala un plato. —Puedes comer lo que quieras, siempre que sea razonable. Daphne agradece el detalle. ¿Por fin iba a confiar en ella? Hacia tanto tiempo que no escogía lo que comía... Con un gesto, da a entender que había escuchado a su ama. Se sienta junto a Renoir, teniendo que acercar la silla. No había prestado demasiada atención al cuerpo de Daphne a través del cristal, ahora no tendría más remedio. —Gracias, Jennifer. Es un alivio. ¿Sabes, Renoir que sólo he podido adelgazar gracias al estricto régimen que me ha impuesto A1? ¿Crees que ya estoy lo suficientemente delgada? Daphne se incorpora, pone las manos en la nuca y se gira. Renoir se queda mirando fijamente la cintura de H4, que ningún observador en sus cabales consideraría ancha. —Bueno, no soy un experto, pero en mi opinión es una cintura adecuada, estrecha y esbelta— dice Renoir sin apartar la mirada salvo un breve instante en el Jennifer abre los brazos diciendo algo así como a mí no me mires. Daphne sigue con el tema. —¿Te importaría llevar tus manos aquí? Casi sin darle posibilidad a que reaccione, se acerca un poco, retira sus manos de la nuca y conduce las manos de ...
    ... Renoir al talle recién inspeccionado. —Por favor, siéntete libre para comprobar su tamaño. No te dejes engañar por los ojos. Dime si consideras proporcionado el conjunto. Sube y baja para apreciar si resulta lo suficientemente atractivo. Renoir, como todo hombre aprende rápidamente en la pubertad, queda sumido en la duda de adónde encaminar sus manos. Deja la vista en el cuerpo de Daphne y palpa torpemente arriba y abajo. Daphne le reprende. —No es esa la forma en que se aprecian las formas de una mujer. ¿Sabes cuánto tiempo llevo a dieta? ¿O La cantidad de ejercicio que hago? Pregúntale a Jennifer. Y después de las confianzas nocturnas no debería haber inhibiciones entre nosotros. Hazlo así. Daphne empuja las manos de Renoir a los pechos turgentes, obligándole a calcular su peso, a contornearlos y auscultarlos. Luego conduce por los laterales y le sugiere perfilar con lentitud hasta las caderas. De ahí, manda las manos a las nalgas donde un movimiento semejante al que se había producido en los pechos solo puede llevar a un final que consiste en que Renoir recorra con los dedos los labios expuestos de H4. —Suavemente— dice H4. —Hace mucho que no he estado con un hombre y mi timidez me ha coartado demasiado. Pero tú también has resultado un caballero, salvo en la cama. ¿Puedo besarte? Nuevamente, Daphne no espera a recibir contestación. Abre las piernas y eleva una hasta que puede sentarse en el regazo de Renoir. Lo besa con toda la pasión de la que es capaz. Junta su cuerpo al ...
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