1. Belleza virgen


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Jóvenes Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos

    ... («bien merecido», diría yo). Su abertura vaginal se estaba estirando al máximo, haciendo esfuerzos por admitir algo que, a su sentir, era imposible que ingresara en ella por tan tremendo tamaño. No se resistió más y emitió un chillido de dolor que nadie oyó, pues en la playa había muchas voces: los niños reían ruidosamente al jugar; los jóvenes escuchaban música y otros conversaban sus propios temas. Sin saber cómo, aquel monstruoso pedazo de carne se abrió paso ingresando por completo. Cansada por el esfuerzo, Sofía se abrazó del cuello de su atacador. Se sorprendió al darse cuenta que no sólo eran sus brazos los que rodeaban al joven, pues sus piernas también se sujetaban a él como tenazas, apretándolo con todas sus fuerzas. La chica se hacía a la idea de que había sido penetrada y de que aquel enorme intruso ya se alojaba completamente en su interior de niña-mujer. Sofía podía sentir como su cavidad hacía un enorme esfuerzo ajustándose al tamaño de aquella cosa que tan sólo unos instantes había sostenido y que, por tanto, había palpado conociendo su enorme tamaño de primera mano. Por ello le parecía pavoroso el sentirla toda dentro de su menudo cuerpo. Creía que aquel intruso le perjudicaba horriblemente las entrañas. No miento al decir que Sofía estaba a punto del desmayo (según ella me contó), pero logró soportar. El cadencioso menear de las olas animó a mi amiga y muy poco a poco, muy levemente, comenzó a moverse guiada más por su instinto que por su voluntad. Al ...
    ... notar su cooperación, aquel chico la besó y su lengua ingresó en la cavidad bucal de mi amiga como un segundo invasor. Quién iba a pensar que aquella hermosa chica perdería su virgo en el mar, rodeada de agua salada, bañistas e incluso niños a unos cuantos metros a su alrededor. Ahora el dolor iba menguando y, sentir dentro de su cuerpo un objeto totalmente extraño, dejó de ser molesto para irse convirtiendo en algo placentero. Con total consciencia de causa, Sofía dejaba salir aquel instrumento sólo para volverlo a admitir disfrutando centímetro a centímetro de aquella penetración perversa. Así estuvieron por varios minutos con aquellos movimientos propios de la cópula, ayudados por el vaivén del agua. El tiempo pasó y el crepúsculo se acercaba. Los bañistas se redujeron y la marea comenzó a subir. Esperaron a que comenzara a anochecer para salir del agua pues ambos habían quedado prácticamente desnudos. Afortunadamente el vehículo de Marcelo no estaba muy lejos. Los dos lo abordaron y se alejaron de allí. Llegaron a una residencia privada en donde una amplia puerta automática se abrió para brindarles el acceso. Sofía bajó del Jeep caminando con cierta dificultad pues aún sentía ardor en la entrepierna. Marcelo lo notó y, después de ambos se bañaron y vistieron con ropa cómoda, le preguntó sobre ello mientras bebían vino y comían unos emparedados preparados por él. Sofía le confesó que hasta ese día había sido virgen. �Con razón me costó tanto trabajo y te sentí tan apretada ...
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