1. Deliciosamente erótico (I)


    Fecha: 03/11/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Desvístase ya y apúrese que la música esta buena y yo acá perdiendo el tiempo. Sus hijas -mi cuñada y mi esposa- estaban presentes y apoyaban mi sugerencia, pues, a decir verdad era algo lógico pensar que su sistema nervioso había logrado poner tensos los tendones, considerando además que es una mujer tendiente a poca o ninguna actividad física. -Rogelio tiene razón, mamá, además no entiendo por qué tienes vergüenza de él si es casi como tu propio hijo -decía mi esposa. -¡Cierto! Quién sabe y te sienta bien el masaje y ya no necesitas más de tanto medicamento que tomas cada día y te tiene todo el tiempo aturdida -decía mi cuñada. -¡Pero, claro! Además, las veces que la he visto en el patio con las tetas colgando -complementaba yo. Lo cierto es que después de un largo tira y afloja, terminamos por convencer a la suegra y me fui al baño para que se sintiera cómoda mientras se preparaba para el masaje. Al volver la encontré echada sobre la cama con la espalda descubierta y la blusa debajo de su cuerpo, con ayuda de las manos cubría los senos que yo deseaba descubrir, sus dos hijas franqueándole los costados y yo con unas manos temblorosas por el ansia de dar comienzo a lo que tantas veces rehuí con poco éxito. Las copitas habían aumentado mi grado de valentía y argumentando mayor comodidad, procedí a desabrochar totalmente el corpiño negro y sorpresivamente -para todos, incluyéndome- le levanté uno de los brazos para eliminar por completo la molestosa prenda, proceso que ...
    ... continué con el otro brazo, lo que me permitió por fin descubrir los costados de la voluminosa carnosidad de ambos senos; un pequeño triunfo. Procedí a esparcir lubricante por toda la espalda y disimuladamente buscaba con la vista el objeto de mi obsesión, todo bajo la atenta supervisión de mi esposa y cuñada, de esa manera comencé el masaje de los músculos de la espina dorsal, los costados, las aletas, los brazos, apretujando bíceps, tríceps y cada parte donde encontraba un músculo tenso. La sesión de masaje finalizó sin cosas interesantes para rescatar, las hijas de la suegra -esposa y cuñada- estaban presentes y no podía ser más atrevido como hubiera querido, pero ya había dado el paso principal, mi suegra semidesnuda y yo estrujando lo que se me antojara, lo mejor estaba por venir. El efecto no se dejó esperar; al día siguiente mi suegra estaba con una sonrisa de oreja a oreja y sin dolor que la aquejara, el masaje dio el resultado esperado y el avance hacia mi obsesión era sólo cuestión de tiempo. -¡Ay yernito! No sabes lo bien que me sentó tu masaje, me siento como nueva. -Y usted que no quería, tengo mano santa y no la aprovecha. -Es que me da no se qué estar desnuda delante de vos, estoy tan vieja... -¡Bah! Ya le he dicho que no es la primera vez que le veo las tetas colgando, además no está tan vieja como dice, es tan vieja como usted misma se sienta. -De todas formas, me siento algo rara... Así comenzó todo, no fue muy interesante pero se constituyó en el inicio de lo que ...