1. Paseos - Sumisión


    Fecha: 11/06/2019, Categorías: BDSM Fetichismo Autor: Nuruon, Fuente: xHamster

    ... cuerpo como un tiburón, calculando su siguiente golpe. Se colocó detrás de ella y sujetándola de la frente la incorporó hasta dejarla de rodillas. Estaba con las manos atadas a la espalda y sólo vestía un camisón blanco; largo y ancho. Sus pechos miraban al frente y el frío resaltaba sus pezones bajo aquella tela de una manera vaga. Ella le buscaba moviendo la cabeza como un pequeño pájaro.Se quedó sin aliento mientras un gran cubo de agua se derramaba sobre ella sin previo aviso. El frió bajo por su espalda mientras sus pulmones comenzaban a pesarle más debido a que el aire en su interior también había bajado de temperatura; sintió el agua colarse por entre los pliegues de su cuerpo a la par que comenzaba a boquear para conseguir respirar y la tela se pegó como si estuviera hecha de algún material viscoso. Le dolían los pezones que ahora se podían apreciar en la cima de su turgencia. Él sonrió.Desgarró el camisón para dejar sus pechos al aire. Puso sus labios detrás de una de las orejas y le susurro:— Así que has estado hablando mal de mi.— Eso no es verdad, yo nunca… —él le pellizcó un pezón con fuerza— ¡Ay! ¡Joder! — Con que no…— No sé quien te ha podido decir algo así.— ¿Has hablado mal de mi? — Le sujetó un pecho con una mano para poder dejar el pezón a la altura de una vara de madera que sujetaba con la otra mano. — No —la vara descendió unos pocos centímetros, pero con la suficiente rapidez como para mandar un torrente de dolor hasta el cerebro que le hizo gritar.— ...
    ... ¿Has hablado mal de mi?— No —dijo con firmeza, pero no impidió que esta vez la velocidad de la vara fuese menor.— Podría estar así todo el día, pero puedes colaborar —dijo mientras mordía ese pezón, primero suavemente, y luego cada vez más fuerte.Ella cerró los ojos tratando de evadirse del dolor pero su cerebro le mandaba órdenes de gritar de manera desesperada y rendirse al dolor, pero no podía dejar que aquel cabrón se saliese con la suya.— No sé quien ha hablado contigo pero seguro que lo ha hecho para joderme.— Oh vamos, esa excusa no me vale… —retorció el otro pezón mientras que volvía a morder el que tenía entre sus manos.Ella no pudo soportarlo más, y temiendo que terminase por arrancárselo, cedió.—¡Está bien joder! Sí, hablé mal de ti. Pienso que eres un cerdo por como te comportas en la oficina.Satisfecho con la respuesta, introdujo el pezón en su boca con suavidad tratando de infundirle todo el calor que pudo. Lentamente lo rodeó con la lengua en pasadas amplias que calentaban los doloridos nervios, fue cerrando el círculo mientras succionaba lentamente, llenandose la boca con él. Aunque estaba cabreada, no pudo evitar sentir un cosquilleo agradable que flotaba en el fondo de su cabeza. Cuando comenzaba a recrearse en la sensación, de pronto, un chasquido le trajo de vuelta y comenzó a sentir un ardor terrible en el pezón cuando la vara volvió a golpear.—Ya tienes lo que querías, ¿Qué coño te pasa?—Ahora he de castigarte —le golpeo la mejilla con la vara—. No volverás ...
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