1. Un orgasmo a 32 mil pies de altura


    Fecha: 14/06/2019, Categorías: Primera Vez Sexo Oral Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... en su computadora. Tomo la iniciativa de masajearle su entrepierna y veo que ella accede sin titubeos. Yo estoy un poco incómodo, pues mi habilidad con mi mano izquierda no es la mejor para aquello del masaje y en la posición que me encuentro. De todas maneras, he logrado subirle la falda y tener un toque más directo con su piel. Magali, solo suspira cuando hice la maniobra y mis dedos hoy exploran y quieren introducirse entre sus calzones, que deben ser diminutos. Toco su vulva y la siento mojada; ella está caliente y mis dedos se mojan con la miel que emana su depilada concha. De alguna manera intento masajearle el clítoris, pero en esta posición se me hace un poco difícil. Pasamos otros minutos así y de repente Magali me dice que tiene que ir al baño. No sé si quería que yo fuese detrás de ella y encerrarnos en el baño, pero eso de tener sexo en lugares reducidos como lo es el lavamanos de un avión, como que no va conmigo. Cuando regresó, yo ya me he movido al asiento del pasillo y Magali ahora se sienta donde originalmente yo estaba sentado, y esto me da mejor condición para llegar donde quiero llegar. La sorpresa, es que Magali se había removido su prenda íntima, y ahora tenía acceso directo de masajear su conchita a placer. Regresé con mi mano derecha donde estuvo la izquierda y comencé a juguetear con su clítoris y de vez en cuando uno o dos de mis dedos desaparecía en la rica vulva de Magali. No pasaron ni 5 minutos cuando esta esbelta y espigada chica nicaragüense ...
    ... vivía su primer orgasmo a 32 mil pies de altura. Intentó ahogar sus gemidos y se contuvo lo más que pudo, aunque yo creía que si se podía escuchar la respiración agitada de esta linda chica, al igual que se podría oler, la feromonas del sexo exquisito de Magali. Gracias que en estos días la gente siempre vive conectada al internet y en la clase ejecutiva, pues la mayoría pretende trabajar con sus auriculares puestos. Me levanté y me fui a lavar las manos y Magali hizo lo mismo. Creo que esta chica estaba tan sorprendida como yo, pues nunca se me había ocurrido hacer esto con una desconocida y mucho menos en un avión repleto de pasajeros. Creo que ella no hallaba que decir y fui yo quien le preguntó con una mirada picaresca: - ¿Te gustó? - ¡Estaba delicioso! ¡Quería gritar! – y se había puesto a sonreír. - ¿Quieres más? - ¡Si! ¿Pero usted? - No te preocupes por eso, hay luego imaginamos algo. Hicimos plática por unos minutos y descubrí que tenía 27 años, que tenía novio con el que debería de casarse en dos meses y que todo aquello la había tomado de sorpresa, pues nunca imaginó hacer aquello con un desconocido y menos en un avión. Recuerdo que me pidió que le besara sus labios, como si fuese un pellizco, pues quería asegurarse que estaba despierta y que aquello no fuera más que un sueño húmedo, como los que algún día tuvo cuando era más joven. En la plática de los sueños húmedos nos quedamos y volvimos a la faena anterior. Mi dedo le masajeaba su clítoris, haciendo círculos y de ...