1. El macho de la casa (4)


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Incesto Autor: wendy1988, Fuente: SexoSinTabues

    ... verga me dolía, el pantalón del traje color beige que traía se deformaba, no podía contener semejante erección. Cuando por fin llegamos al carro, Sabrina se había sentado adelante, de copiloto y Noraimita su hermana, atrás. Me lleva la chingada!, pensé, ni pedo, qué le decía. Abrí la puerta de atrás del carro y agarré a Andreina de la cintura con mis dos manos, parándola delante de mí, como invitándola a subir, pero cuando ella se puso de espaldas a mí, aproveché la penumbra, ya anochecía, y la atraje a mí y le pagué toda la verga en el trasero paradito y pasé una de mis manos a su abdomen, a su pancita diciéndole que me había mareado con las cervezas que me tomé, por el aire de la noche. –Hay tío, no vayas a chocar!, me dijo algo preocupada. –No mi´ja, ahorita se me pasa, le contesté mientras le restregaba todo el fierro en sus picudas nalguitas y le sobaba la barriguita, haciéndola que las echara más para atrás. Con la otra mano le quité el cabello de uno de sus hombros y se lo besé, confiado, cariñoso, con su culito perfectamente montado en mi vergona por los tacones tan altos que traía y sus largas piernas. Dócilmente se dejó hacer, por lo satinado de la faldita que traía, mi verga se deslizaba suavemente de una nalga a otra y en medio de ellas sintiendo claramente la división divina de su colita. Después de dos ó tres minutos, la subí al carro y casi me deslumbran sus muslos, la mini se le subió casi hasta el calzoncito, qué piernas, que bruta! Chingado!, cómo me ...
    ... hubiera gustado ir viendo esas delicias todo el camino. Cuando cerré la puerta vi claramente sus ojazos café claro y bien maquillados posados sobre el salchichón que se me notaba claramente por el color del pantalón, revisando con curioso morbo lo que le había restregado en el trasero. Ya cayó!!, pensé feliz. Me subí al volante y emprendimos el camino al salón de fiestas, a media hora de la casa. La verga se me notaba escandalosamente, no lo podía evitar, hasta la voz de Andreina me excitaba mucho, cuando platicaba algo el fierro me brincaba dentro del pantalón, sentía claramente como me iba goteando la cabezota como si su voz le mandara saltar; de buenas que traía el saco para taparme cuando llegáramos. Al pararme en un semáforo, volteé a ver por el espejo de lado derecho y sorprendí a Sabrina, sentada a mi lado, mirándome fijamente la verga, viendo cómo se movía sola, cómo se zarandeaba dentro de mis pantalones. Al pasar por una tienda de conveniencia, me detuve y me bajé a comprar unas cervezas para el camino y pedí el baño, eché una buena meada y me acomodé la verga y los huevos por fuera de la trusa y al otro lado, es decir apuntando a la derecha. Me quité el saco y me tapé con él el bultón. Pagué y me subí al coche. Allí mismo en el estacionamiento bien iluminado de la tienda, puse el saco en medio de los asientos y me abrí una cerveza, dejándole ver a Sabrina el salchichón completo que se me notaba ahora clarito, hasta la cabezona se me dibujaba perfectamente en la delgada ...
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