1. La reeducación de Areana (14)


    Fecha: 17/06/2019, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... alguien. Elena, en cambio, disfrutaba de la situación y su mente malévola había ideado la respuesta ante la eventual aparición de algún vecino. “Es una apuesta, mi amiga perdió una apuesta…” y se rió por dentro al pensar en la tremenda vergüenza que sentiría Eva. Tiró con fuerza de la cadena y dijo, imperativa: -Bueno, basta, puta, movete que te espera mucho trabajo como mi sirvienta. Subieron en el ascensor con Eva en cuatro patas y así transitaron el pasillo hasta el departamento de Elena. Una vez adentro, con Eva aliviada porque nadie la había visto en semejante situación, la dómina la llevó al living, se sentó en un sillón tapizado con terciopelo rojo y dijo: -Desnudate ya, perra, no tolero verte vestida como si fueras una persona. -Sí, señora… -murmuró Eva absorbiendo la humillación y rápidamente se despojó de sus ropas para exhibirse sin velos a la mirada ávida de Elena, que le ordenó ponerse en cuatro patas mientras crecía en ella el deseo pérfido de humillar a esa imbécil que se había tragado la mentira de la amistad. -Qué bien te la hice, ¿eh, perra?, y estúpida como sos te la creíste. Creíste ingenuamente en mi amistad cuando, en cambio, yo lo que quería desde la primera vez que te vi desnuda en las duchas del gimnasio era atraparte para ponerte en manos de Amalia. Cuando le hablé de vos enseguida me pidió que te cazara, y cuando supimos de tu hijita, quiso que las atrapáramos a las dos. Y lo hicimos, ¿eh, perra puta? Las cazamos a las dos y mirá lo que son ahora, ...
    ... las dos, la mamita y la hijita, dos perras putísimas, perras pervertidas que se cogen entre ellas. –remató Elena mientras Eva liberaba a través de las lágrimas la enorme y dolorosa tensión que le provocaban las crueles palabras de Elena. Se sentía humilladísima pero también ardiendo como brasa. Era eso lo que su esencia de sumisa reclamaba: la humillación extrema, la degradación. Sintió que el flujo brotaba de su vagina a borbotones y resbalaba por sus muslos y estuvo a punto de rogarle a Elena que la castigara por ser lo que era. En ese momento la dómina se puso de pie y dijo: -Ahora me voy, perra pervertida. Tengo que hacer unos trámites y supongo que volveré en unas tres horas. Vos limpiá todo el departamento, me barrés los pisos, limpiás el baño, la cocina y le pasás blend a los muebles. Los elementos de limpieza están un placard en la cocina. Pobre de vos si cuando vuelvo no está todo reluciente, ¿oíste, sierva? -Sí, señora Elena… Sí… Un instante después, ya sola en el departamento, Eva sintió el punzante deseo de masturbarse. Elena no lo sabría, pero luego de una intensa puja interior se impuso su conciencia de sumisa. -No puedo… -se dijo dolida. –No tengo permiso… No puedo… No puedo hacer lo que yo quiera… -y en cuatro patas se dirigió a la cocina y se metió en la concha varios cubitos de hielo, para luego echarse de espaldas en el piso y estallar en un llanto largo, casi interminable, que obró como aliviador de tanta tensión y le permitió, minutos después, abocarse a ...
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