1. Compañeros de trabajo


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... al agua, o quizá no quería perder detalle de mis pechos. Al poco rato me preguntó si practicaba el top-less habitualmente, a lo que yo le contesté que sí. Volví a ver como se ruborizaba, y aquella expresión me encantaba en su cara, hacía que tuviera un gesto como de niño bueno, que me volvía loca, así que decidí que no perdiera ese gesto y le pregunté si le gustaban mis pechos. Tras esta pregunta parecía que su cara le iba a explotar de enrojecida que estaba y yo me estaba poniendo muy excitada. Balbuceó y dijo que sí, que claro, que a cualquier chico le encantarían. Pedro volvía del agua, sin duda el frío del mar había hecho su efecto y ya podía pasearse sin problemas por la playa, yo le propuse a Carlos que nos bañáramos y el aceptó, se levantó tratando de disimular su abultado paquete, era impresionante, esa cara aniñada y ese tremendo paquete me habían puesto a cien. Nos llevamos una pelota y jugueteamos con ella, yo aprovechaba la menor ocasión para rozar su entrepierna. No podía aguantar más. Miré a la playa y vi que Pedro se había quedado dormido. No lo dudé, me sumergí, le bajé el bañador y agarré aquel enorme miembro con mis manos. Era tremendo y precioso. Salí a tomar aire y comprobé que Carlos tenía una cara como si hubiera visto un fantasma. Le dije que a mí me encantaba su pene, y no dijo nada, solo soltó una sonrisa complaciente, me volví a sumergir y me introduje su enorme instrumento en mi boca, era un contraste impresionante, entre el sabor salado y frío ...
    ... del mar y el calor de su miembro, de vez en cuando tomaba aire y veía sus ojos prácticamente en blanco y su cara de felicidad. Llegó por fin su semen a contactar con mi garganta, me saqué aquella enormidad de mi boca e hice que sus últimos espasmos los diera con mi mano agarrada a su pene y yo viendo como se retorcía de placer. Estaba excitadísima, así que me aparté el bikini a un lado, cogí su mano y la acerqué a mi cuevita, intentó masturbarme, pero supongo que lo embarazoso de la situación le había mermado la habilidad, torpemente tocaba mi clítoris e intentaba introducir uno de sus dedos en mi vagina, lo que hacía que lejos de proporcionarme placer, me proporcionara dolor, así que aparté su mano y me masturbe yo misma, intenté disimular en mis gestos, cosa que me resultó bastante difícil. Cuando llegué a la toalla ya habían bajado todos a la playa y las miradas más o menos disimuladas fueron constantes. Era lógico ya que mis pechos son redondos y aunque no demasiado grandes, si que debían de verse espectaculares los pezones endurecidos y agrandados por el frío del agua, además el desafío al que habitualmente someten a las leyes de la gravedad, se veía acrecentado por ese endurecimiento y apuntaban bastante arriba. Durante toda esa tarde, Carlos, apenas si me dirigió la palabra, y eso me tenía muy mosqueada. Quizá no le había gustado lo que había pasado al mediodía en el agua, quizá no lo había hecho bien… No sabía el motivo, pero era algo extraño. A lo mejor era por esa ...
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