1. Compañeros de trabajo


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi trabajo en aquella empresa estaba acabando. Había llegado el verano, y ya terminaba la última semana por la que me habían contratado para poner en orden los procedimientos de calidad. Habían sido tres meses en los que había trabajado muy a gusto. Era mi primer trabajo, y con 21 años no me podía quejar de lo que estaba cobrando, además, el taller estaba lleno de hombres y de chicos, y me habían tratado como a una reina. Sí, está claro que también me miraban con ojos de deseo, pero eso me halagaba, y además estaba muy acostumbrada, ya que me cuido bastante, y eso se nota, sin olvidarnos de que mis ojos verdes, mi pelo moreno y mi sonrisa amplia, ayudan bastante a que tenga una cara digamos agraciada, no lo digo yo, suelo oírlo bastante a menudo. Los más jóvenes de la empresa, aquellos que no estaban casados, ni tenían una novia que les amarrara demasiado, habían organizado una semanita en la playa. Yo me llevaba genial con ellos, así que el martes por la mañana de la última semana, uno de ellos se acercó a mí y me propuso que me fuera con ellos, que nos lo pasaríamos bien en la playa; sol, juerga, buen ambiente… Yo en principio puse algunas pegas, iba a ser la única chica entre tanto chico, pero me dijeron que me tratarían como una más de la cuadrilla, que no me preocupara, que no me iban a comer ni mucho menos. Me lo pensé esa noche, y al día siguiente les di el sí. Quedamos ese viernes por la tarde para salir hacia la playa. Era un largo viaje de cuatro horas en coche. ...
    ... Uno de los tres coches en los que íbamos a ir era el mío, cuando llegué a la puerta del trabajo ya estaban todos esperándome, y ¡vaya sorpresa!, sólo los había visto vestidos de buzo azul para trabajar, y ahora que estaban arregladitos, la verdad que me causaron una gran impresión. Éramos diez chicos y yo, que partíamos hacia una semana de vacaciones, que más se puede pedir. Llegamos al hotel casi a la hora de cenar, nos repartimos las habitaciones y al ser 11, yo me quedé con una habitación para mí sola. Como se nos había hecho un poco tarde, quedamos en un cuarto de hora en el vestíbulo del hotel para ir a cenar. Me duché y me di cuenta de que no me había depilado, con lo cual tendría que hacerlo antes de que fuéramos a la playa. No es que tuviera demasiado vello, pero sí un poquito, así que al día siguiente me depilaría antes de bajar a desayunar. Dudé unos instantes sobre la ropa que ponerme, y finalmente me decidí por una camiseta de algodón y tirantes, de color verde oscuro con unas ovejas dibujadas en el pecho, que me encantaba y que además me hacían un escote muy bonito pero nada escandaloso, me puse también unos pantalones color arena muy finitos que compatibilizaban perfectamente con el color de la camiseta y que con las altas temperaturas que padecíamos, aliviarían el calor. Me miré al espejo y me percaté de que las braguitas que llevaba se me notaban demasiado a través de la fina tela del pantalón. No había problema, porque esas eran las únicas braguitas que había ...
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