1. abuela incestuosa


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... mi mano en ella, estaba bien gorda y parada, la pajeo despacio, hasta allí no era nuevo para mí, ya lo hacía con mis primos. Acto seguido se sienta en la silla y me sienta sobre el enfrentándolo, mientras su pija se cuela entre la toallita que cubría la abertura central de mis calzones y la siento sobre mi rajita, una bella sensación de calentura, con su mano la acomoda y tomada de la cintura me tira hacia abajo a la vez que sube su pelvis hacia mí, un fuerte dolor siento en mi concha mientras se hincha por efecto de la pija llenando su interior, fue solo un instante donde me arranco un grito y por pudor me mordí los labios para no seguir gritando, dolía y gustaba, algo que luego en diversas oportunidades sufrí; nos quedamos un poco quietos y luego el al moverse me da un escalofrío divino, tiemblo de ganas y me comienzo a mover desesperadamente para aumentar ese inmenso placer, hasta gritar ahora de gozo, había logrado un buen orgasmo y él seguía como ignorando lo que a mí me pasaba, bufaba como un potro encabritado y siento su leche caliente en mi interior. La saca y con mi toallita se la limpia, estaba ensangrentada y babosa. La miro era negra gorda con una cabeza distinta a la de mis primos, una ciruela morada, y de su agujerito salía una gota de leche, cremosa con un dedo la recojo y me la llevo a la boca, era pastosa, dulzona y tenía un raro olor a lejía. Fue el primer semen que me lleve a la boca, no sé, el que largaban mis primos me daba asco probarlo, pero con este ...
    ... tuve un arrebato y lo hice, no me arrepiento. De allí en más los probé a todos, y los hubo desde suaves y perfumados hasta ricotas, con olor insoportable, con agradable sabor dulzón hasta asquerosamente agrios. Nunca más me cogió, tampoco yo lo busque, temía por el dolor, con los primos era más suave, no tenían desagradables pelos y sus pijas eran más chicas. No sé como mi madre se entero y el profe no apareció mas. Tuve suerte bastante tiempo pues no había forma de cuidarse, salvo sacándola en la eyaculación pues los condones, se decía era algo indecente y solo se usaban en los quilombos. Tampoco era tan promiscuo el sexo como ahora, los hombres casados con sus mujeres. También como los solteros frecuentaban lupanares, la mayoría con una frecuencia mensual, lo que hoy seria mucha abstinencia. Las mujeres “honestas”, podían esperar años hasta casarse y luego tampoco era muy frecuente. Cierto es que las clases más pudientes lo hacían por lo general más seguido. Al poco tiempo un señor que hacia negocios con mi padre me pretendía, en casa no lo tomaron muy en serio, era un mozo de unos 30 años, pelirrojo, con acento extranjero, importador de no sé qué cosa, oriundo de Dinamarca, un país que ni sabia donde quedaba. Me gusto, me estaba enamorando y los paseos con este eran siempre al campo, íbamos a nuestras estancias y le encantaba el ganado lanar, creo que les admiraba su lana. Las noches en el campo son oscuras y las aprovechábamos para franelear al principio y coger de seguido, ...
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