1. Inmigrante (05)


    Fecha: 04/07/2019, Categorías: Infidelidad Grandes Series, Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo diga. No le hice ni caso. La cabeza entró a pesar de sus quejas. Con más aceite y más presión, conseguí que entrase toda ella, sin que se quejase más. La mantuve un rato para que se acostumbrara, mientras llevaba mi mano a su coño para masajearle el clítoris. Luego empecé a moverme, sin dejar de acariciarla. Mientras ella decía. -Mmmmm. Que sensación más extraña. Me da mucho morbo. Oooohh Sigue, sigue. Aceleré los movimientos en su culo y coño, hasta que lanzó un fuerte grito y se corrió. -Aaaaahhh. Siiii, no pareess. Que buenooo. Seguí un poco más hasta que solté mi carga dentro de sus intestinos. Cuando bajó la erección, se la saqué e inmediatamente salió corriendo hacia el baño. Al mirar mi polla, vi algo de suciedad, por lo que fui tras ella. No había cerrado la puerta, por lo que entré y fui directo al lavabo para limpiarme, justo cuando ella se sentaba en el inodoro y empezaba a soltar su carga -Pero… ¿qué haces? ¿Cómo se te ocurre entrar cuando estoy así? -Voy a limpiarme, y me da igual lo que estés haciendo. ¿O prefieres limpiármela con la boca? Roja de vergüenza, me respondió entre ruidos de todo tipo. -Eres un cerdo. -Hoy la lavaré yo, pero, a partir de ahora, procura venir bien limpia por dentro, porque me la tendrás que lavar tú con la boca. Cuando terminó, la hice entrar en la ducha, donde nos mojamos y enjabonamos mutuamente. Nos volvimos a calentar y la hice ponerse de espaldas, apoyada en la pared, se la metí desde atrás por el coño, la agarré de las ...
    ... tetas y, mientras se las acariciaba y frotaba sus pezones, me la follé con furia. Ella gritaba pidiendo más y más. Llegó al orgasmo minutos después, yo no detuve mis movimientos, pero llevé una de mis manos a su coño y froté toda la zona de su clítoris hasta que volvió a correrse y poco después lo hice yo. Mientras nos vestíamos, le pregunté si había sido su primer anal, confirmándolo y que si le había gustado y me dijo que casi más que por el coño. Me contó que su marido, las pocas veces que follaban, nunca se lo había pedido. Alguna vez se la había mamado, pero pocas, porque al poco de metérsela en la boca se corría y ahí terminaba su follada. Nos despedimos con un beso, yendo cada uno a lo suyo. El viernes vinieron las cuatro, como era habitual, igualmente las invité y hablé con ellas todo o que pude. Me pareció observar que Sonia se comportaba como si quisiera decirme algo, pero se mantuvo callada y todo quedó así. Pero el martes siguiente se convirtió en un día clave. Durante la tarde y el inicio de la noche, no hubo nada que reseñar que no fuese habitual. Sobre las once de la noche pasé a un bar cercano, donde todos los días cenaba alguna cosa, y unos pocos minutos después volví al trabajo. Al entrar eché un vistazo general a la sala, como suelo hacer siempre, para ver cómo está todo. Esta vez me llevé una sorpresa. En la barra se encontraban los maridos de las tres amigas, con tres mujeres que no eran las suyas. Me oculté mientras el camarero los acompañaba a una de las ...
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