1. EL OSO Por: MAPMAKER


    Fecha: 05/07/2019, Categorías: Confesiones Autor: mapmaker, Fuente: RelatosEróticos

    ... el otro recuperando el aliento, los cuerpos sudorosos, la respiración agitada, la habitación en penumbras. Todavía me faltaba algo para colmar mi deseo. El olor a sexo y la penumbra me estimuló a seguir; empecé a besarlo nuevamente mientras mi mano empezaba a masajearle el miembro haciendo que nuevamente adquiriera aquella dimensión descomunal. Tenía la vagina llena de jugos, monte sobre él introduciéndome su verga hasta los testículos; los fluidos brotaron depositándose en su pubis. Dejé que su verga saliera y resbalara por el canal de mis glúteos para que lubricara mi orificio anal. Afiance mis pies a ambos lados de su cuerpo, elevé el trasero colocando la punta de la verga justamente en la entrada de mi ano; dirigí mis manos hacia atrás, hacia mis nalgas agarrando mis glúteos para abrirlos; sentí como la punta de su verga se acunaba en mi orificio anal. Sus fuertes brazos sostenían mi torso mientras chupaba mis pezones con avidez. Agité mi trasero logrando que la punta fuese adentrándose en mi lubricada cavidad; lentamente el glande fue dilatandola estrecha abertura, desplazándose hacia el interior de mi apretado túnel; la gruesa verga causo un gran escozor en mi anillo por la dimensión que tenía pero el deseo que me invadía mitigaba ese dolor. Empecé a cimbrear mis caderas; mi recto fue engullendo pulgada a pulgada el tremendo trozo de verga; me sentía llena, ...
    ... colmada; permití que saliera para impregnarlo de jugos residuales e insertármelo nuevamente en el culo; esta vez penetró con más facilidad. Comenzamos a copular rítmicamente, acoplamos nuestras bocas; el dolor dio paso al placer para convertirse en lujuria desenfrenada, sentí mis glúteos chocar con sus testículos y el golpeteo de nuestros muslos pegajosos de sudor y flujos. Me la había embutido toda. Sentía sus manazas bajo mis nalgas elevándome y bajándome sobre su pubis, me sentía como una muñequita de trapo en sus manos. Eche mi cabeza hacía atrás perdiendo la noción del tiempo, cerrando los ojos gemía gozando cada penetración, no quería que esta terminara, mi insaciable vagina enviaba mensajes de satisfacción a mi cerebro disfrutando cada pulgada de esa formidable verga. Los movimientos se hicieron más rápidos, más intensos, arreciando desenfrenadamente, la lujuria se convirtió en paroxismos; su lengua convertía mis gritos en gemidos me tensé como un resorte y estallé en un orgasmo intenso al sentir los chorros de esperma en mis entrañas. Los espasmos disminuyeron a medida que cesaban nuestros jadeos; respiré satisfecha, sentía mis orificios dilatados; jugos cremosos impregnaban nuestros sexos; lo besé agradecida. El miembro abandonó su encierro dando paso a una emanación de semen contenida en mi recto, seguimos besándonos hasta relajarnos totalmente y quedarnos dormidos. 
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