1. Libertad


    Fecha: 07/07/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... cacholobo», «tengo el higo chorreando, méteme tu cipote y párteme por la mitad»; pasado un tiempo razonable, que ella consideraba de recuperación, se tumbaba de espaldas, se abría de piernas mostrando su pubis depilado y decía: «Venga, fóllame»; Guillermo la cabalgaba con fuerza, contemplando la estirada piel de sus pechos, que se balanceaban al compás de sus avances, su ombligo redondito y oscuro, sus caderas finas y prietas; por último, cuando le faltaba poco para correrse, observaba su rostro feliz enmarcado por la melena negra esparcida encima de la almohada, aunque de su boca no saliera ni un gemido. Después Patri quiso que Guillermo la penetrara poniéndose a gatas. Lo hizo: bombeó en el interior de ella hasta verterse mientras miraba extasiado la rajita de su culo por encima de la vulva que él atravesaba con su ariete. Patri esta vez chilló, quedando bocabajo, exhausta, aún con el clavo de él entre sus muslos. A eso de las diez y media de la noche, Patri salió de la cama, donde los dos habían echado una cabezada, y se visitó canturreando una canción de moda. Guillermo se desperezó y la miró, tan bella, tan esbelta. «Oye», dijo ella, «ya somos novios»; «¡Que!», soltó él; «Que ya somos novios, hemos follado... ¡te he hecho una mamada, me he tragado tu leche!»; «Sí, ¿y?»; «Oye, ¿no te habrás querido aprovechar de mí, verdad?», dijo ella agachándose y abrazándole; «No... no, sólo es que»...; «Además seremos padres»; «¡Cómo!, no usas protección»...; «¿Tú has usado?»; «No, ...
    ... pero»...; «¡Mira que joya te llevas!», exclamando esto, Patri giró sobre sus pies abriendo los brazos, «mañana sin falta me mudo aquí, contigo, verás qué bien lo pasaremos». Guillermo se quedó vacío. «Oh, Dunia», lamentó en silencio. Un coche utilitario se había detenido frente a Dunia. «Ahí llega», se decía Guillermo, «su nuevo amante». Un hombre, de aspecto descuidado, barba de tres días y cabello rizado, vestido con un chándal, se bajó por la puerta del conductor y fue hacia Dunia, que al instante plegó el paraguas, sonrió y le plantó un beso en los labios, tomándolo por los hombros, doblando una de sus rodillas, pegando su cuerpo al del hombre en una pose muy femenina, y, después de decirse algo, ambos emprendieron una graciosa carrerita para meterse en el coche, a salvo de la lluvia. Luego rugió el motor y se alejaron. Guillermo recordó aquellas vacaciones en el camping nudista, no podía borrárselas de la cabeza: se habían levantado temprano; Dunia y él fueron a darse un baño a la playa; jugaron con la arena, se semienterraron el uno al otro, nadaron, descansaron desnudos sobre el manto de tierra granulada; más tarde comieron y volvieron al mar. La playa se iba quedando vacía de gente: sólo se podían ver a algunas parejas desperdigadas, que, acarameladas, se besaban y tocaban; ellos hicieron lo mismo: Dunia se tumbó de espaldas y Guillermo, junto a ella, con un antebrazo apoyado en la arena, se inclinaba para besar sus labios, su ancha papada, sus senos fofos, mientras con ...
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