1. Outdoor Runner: El Maduro Del Parque


    Fecha: 19/07/2019, Categorías: Gays Sexo con Maduras Autor: micboc, Fuente: xHamster

    ... la boca y le felé. Apretaba mis labios fuertemente contra su polla, lo que empezó a darle mogollón de gusto, pues empezó a gemir y a respirar entrecortadamente. Tanto fue así, que se puso de pie en la cama y me hizo tragar en aquella nueva postura. A duras penas conseguía comerme la mitad de su descomunal plátano macho.Con lágrimas que se escapaban de mis ojos a causa del esfuerzo, la asfixia y la tos que me provocaba aquel cimbel trepanando mi garganta, intentaba mirar hacia arriba y observar su cara de chulo. El cabrón estaba realmente bueno para ser un buen madurito. Tenía un cuerpazo fibroso.Entonces se agachó. Agarró con sus fuertes manos mis caderas y, en vez de rodillas, me hizo ponerme a cuatro patas. De aquella forma comenzó a ensalivarme mi bondadoso culo. Pronto me robó su rabo y me dejó expectante, viendo cómo revolvía un cajón en busca de algo. Finalmente lo encontró.Observé cómo se calzaba un condón extragrande en aquel pepino de veinticuatro centímetros que tenía entre las piernas.-¿Estás preparado para que te folle? –me preguntó.-Creo que no –le dije admirando su inconmensurable virilidad. –Nunca me han metido algo así.-Eres un buen cerdo. Al principio puede que te duela. Luego te gustará. Echaré bien de lubricante –alcanzó lo que parecía ser un bote de dicho líquido.Inseguro y dubitativo estudié mi rabo. Lo tenía super duro tan sólo ante la expectativa de que aquel viejo me metiera tan magno cipote por el culo. Ya me había metido pollas gordas antes. Pero ...
    ... nada como aquello. Debía de arriesgarme a probar. Tenía que relajar mi culo y dejar que el maduro hiciera sabiamente aquello. Seguro que era experto en petarse ojetes estrechos.-De acuerdo –acepté.Continué con el culo en pompa, hincado de rodillas sobre el colchón. Abracé la mullida almohada, apretándola contra mi pecho. Aquel cabronazo se fue hasta mi culo, detrás de mí. Se meneaba su martillo, bien tieso, duro y cubierto por el condón. Sentí el tacto del látex a la entrada de mi esfínter, y al momento sentí un aceitoso dedo pujando por entrar. Y me entró. Claro que me entró. Primero un dedo y luego otro. Y, de repente, lo noté a él. Noté su blindado capullazo gordo, amoratado y redondeado.Empezó a clavármela. Arrugué mi rostro, impresionado y pesaroso. Era la misma sensación que en la comisura de los labios cuando me había estado comiendo su rabo. Pero ahora lo notaba en mi ojete, que se daba de sí por propia supervivencia. Me entraba dentro. Pero no parecía ser suficiente. Tenía que relajarme más. Más. Más.-Ahhhh –grité. Llegado un punto tuve que echar un brazo hacia atrás y empujarle para que se detuviera. –No puedo más. No puedo. Para. No puedo.-Sí puedes –dijo él. –Lo estás haciendo muy bien, chico. La tienes casi hasta la mitad.-No me metas más. Déjala así. Sácamela despacio, pero no empujes más –le rogué.-De acuerdo –aceptó.Me soltó la muñeca y entonces relajé ligeramente el cuerpo, esperando a que echara su cintura hacia atrás y me la sacara un poco. Noté como empezaba ...
«12...456...»