1. La reeducación de Areana (26)


    Fecha: 29/07/2019, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Dora. Déjeme a solas con la acusada. Sí, señora. –aceptó la Godínez y salió de la dirección seguida por Lucía. La directora cerró la puerta, deslizó una larga y lenta mirada por la figura de Areana, que estaba de espaldas a ella, y luego le dijo: -Te acusan de algo muy grave, Areana. -¡Pero no es cierto, señora!… La directora era mujer de unos cincuenta años, alta, delgada, de cabello platinado y ojos negros de mirar penetrante. Vestía una blusa blanca y falda gris entubada. Sus zapatos negros de tacones altos la elevaban por sobre Areana, que mantenía la cabeza gacha. Siempre a espaldas de la esclavita dijo: -Si no es cierto, ¿por qué tu compañera te acusa de semejante cosa? -No sé, señora Ricardina… Creo que es porque me odia… La directora rodeó el escritorio, volvió a sentarse y preguntó por el motivo de ese odio. Areana se lo explicó y entonces la señora Ricardina le hizo otra pregunta, ésta muy directa: -Pero a ver, Kauffman, ¿por qué a tu compañera le dio por acusarte de haberla tocado y no de alguna otra cosa? -No sé, señora… No sé… -¿Es que te gustan las mujeres? –lanzó de pronto. Ante semejante estocada Areana vaciló, tragó saliva y finalmente admitió sin poder contenerse: -Eehhh… sí… sí, señora, pero… ¡pero no la toqué!… La directora sintió que su tensión interior iba creciendo y entonces decidió jugarse a fondo: -Tengo que firmar tu expulsión, Areana. -No, señora… ¡Por favor, no!... –rogó la esclavita, que permanecía mirando al piso y con las manos atrás, ...
    ... retorciendo sus dedos nerviosamente. -Sin embargo, podría yo cambiar esa medida por una suspensión de dos o tres días. -Sí, señora… ¡Por favor!... –suplicó la niña. -Pero si yo decido cambiar la expulsión por una medida menor, vos, ¿qué estarías dispuesta a hacer, Areana? –probó la directora. La esclavita había estado percibiendo el clima imperante y contestó sin vacilar: -Lo que usted quiera, señora… Yo haría lo que usted me diga… -Mmmhhhhhhh, muy bien, Areana… ¡Muy bien!... –aprobó la directora y se puso de pie para ir hacia la niña. Caminaba con lentitud, contoneándose y a mitad de camino dijo: Mirame… -y la niña la miró. Sus ojos fueron subiendo despacio desde las piernas mientras se mordía el labio inferior, ansiosa. -Sos muy linda, ¿sabés?... Y a mí me gustan las chicas lindas… -susurró la directora cuando estuvo ante la niña. Areana se estremeció y más cuando la mujer le desprendió el botón superior de la blusa y luego el siguiente y el otro. -Mmmmhhhhh… no llevás corpiño… -comprobó al apresar con su mano derecha una tetita. Areana suspiró con los ojos cerrados al sentir el contacto. -No, señora… ¿Es… es una falta?... –preguntó imaginándose súbitamente echada boca abajo sobre las rodillas de la directora. -Podría serlo, pero vamos a dejarla pasar... -contestó la mujer desde su ignorancia respecto del spanking y causando en la esclavita una cierta decepción. Quitó su mano de la teta y fue hasta la puerta para cerrarla con doble vuelta de llave. Aun así suponía cierto riesgo ...
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