1. Historia de mi familia 4


    Fecha: 08/11/2017, Categorías: Incesto Autor: wanttobelieve, Fuente: SexoSinTabues

    ... tosiendo y derramando orina. Mi mujer, que había parado al ver aquello se acercó y la besó y lamió su cara. Todo aquello me provocó una tremenda excitación de modo que la pusimos boca abajo con una almohada bajo su vientre y mientras mi mujer separaba el culo de la niña con sus manos para que comenzase a penetrarla sentí que no había terminado aún de mear. Con dificultad, pues mi pene estaba semierecto, lo introduje en su culo y continúe meando dentro de ella aun por unos segundos. Sentí el calor y la estrechez en torno a mi polla cosa que me produjo una enorme erección. Sin sacarla empecé a bombear en su culo firmemente. Mi mujer se sentó frente a la niña en la cama, con las piernas separadas, y dirigió la cabeza de la niña, mientras, directa a su vagina, la cual comenzó a chupar. Acerqué la cabeza de mi mujer a mí y la bese, felicitándola por su cumpleaños y por el regalo que teníamos en casa. A los pocos minutos pare de bombear y saque mi miembro, lo que hizo que saliera la orina que había quedado dentro en un chorro. Cayo sobre las sabanas plastificadas que habíamos usado y quedo formando un charquito que hice que mi hija se inclinara para beber. Ya estaba todo listo para el gran acontecimiento: iba a desvirgarla. La ...
    ... tumbe boca arriba, le retire el vestido y le separe las piernas. Mi mujer se quedó a un lado mirando. Sujete mi polla con una mano mientras abría su coñito con la otra, apreté la punta contra él y comencé a empujar. Al principio no entraba pero enseguida lo logró, tan mojado estaba. Entro más de lo que me imaginaba, prácticamente hasta la mitad. Empecé a meterlo y a sacarlo inclinado sobre la niña mientras la besaba y le decía que la quería. Luego me incorporé, la sujete de las caderas y comencé a follarla fuerte y rápidamente. Me contuve todo lo posible para alargar el momento pero finalmente sentí las ganas de correrme. Levanté su cuerpo de modo que mi pene entró aún más dentro de ella hasta que sentí el cérvix apretando mi glande. Pasé una mano por su espalda bajando hasta su culo e introduje dos dedos en su ano al tiempo que la abracé con fuerza y presione un poco más, con la impresión de que el cérvix se abría en parte y en ese momento me corrí. Llevaba 3 días sin hacerlo y noté como soltaba bastantes disparos dentro de ella. Mi mujer se acercó también a abrazarnos y besarnos. La pequeña estaba agotada pero había sido un día importantísimo para ella. A partir de ese momento comenzaba su verdadera educación sexual. CONTINUARÁ. 
«123»