1. En prisión


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: No Consentido Confesiones Autor: M.Goles, Fuente: CuentoRelatos

    ... conservaba una bella figura. Yo 1.65 metros, piel blanca, un buen trasero, unos senos medianos que con el embarazo habían adquirido buen tamaño, y pezones pequeños, ya que mi hijo había rechazado el seno y ya no producían leche, todo esto acompañado de y un rostro aun de niña, tierno y delicado. Para la quinta visita, como de costumbre, Adrián nos volvió a pedir dinero, solo pude reunir unos $25.000, con la venta de dulces en el trasmi. Su suegra no pudo ir, ya que estaba un poco indispuesta. Así que me toco ir sola. Ya estaba entrando en el penal, llevaba una falda re chiqui, una tanguita aún más pequeña, con un sostén de color negro de tul, al igual que mi panty que permitía ver mis atributos, todo para ver si podía pasar un tiempo con mi novio, debido a las ganas acumuladas a lo largo de los días. Llegue al penal, al pasar a la requisa para infortunio mío me toco la misma guarda del primer domingo. Al verme me miro de arriba abajo y con descaro mordió su labio paso su lengua atreves de su boca, con la mano me índico que siguiera, levanto su mano derecha haciendo sonar el guante al ajustarlo. De espalda, levante los brazos. Se acercó a mi espalda, realizándome un cateo. Bájese el panty y realice tres sentadillas. Las realice con gran vergüenza, ya que al flexionar las piernas y debido a lo corta de la falda se me veía todo. Apoye sus brazos a la pared y separe las piernas. Acto seguido procedió a pasar su mano enguantada por mi sexo Introdujo dos o tres dedos en mi vagina ...
    ... e inicio un mete saca rápido y frenético. La muy infeliz deslizo un poco uno de sus dedos en mi ano diciéndome al oído: hay muchas perras que traen celulares, drogas e inclusive armas en la bodega. Al sentir sus falanges en mi culito di un salto y un pequeño brinco, que creo la asusto y se apartó de mí. Súbase su ropa interior y pase señora. Ya en los pasillos esperando el momento de entrar al patio sentí una gran alegría de poder ver a mi esposo y quizás poder hacer el amor bien rico. Como de costumbre tendimos una manta en el piso, comimos lo que había traído, aunque durante todo el tiempo Adrián mostro gran nerviosismo y como apuro, almorzando casi entero. En un momento voltee a mirar a mi derecha y ahí estaba el mocho con el que mi noviecito compartía celda y me puse muy feliz al pensar que podríamos disfrutar mucho hoy los dos. Adrián levanto rápidamente la manta, tomo mi mano y me halo fuerte, yo le sonreí y le dije de manera picara: cálmate amor yo también quiero. Al entrar en la celda mi esposo cerro rápidamente una puerta de madera que los presos habían instalado para tener algo de privacidad, todo quedo muy oscuro, sin contar que afuera hacia sol y los ojos se demoraban un poco en adaptase a la oscuridad. Cuando iba a besar a Adrián encendieron la luz de la celda y en su interior habían tres hombre, dos de pie, uno al lado de nosotros, el otro al fondo de la celda y el tercero sentado en la cama superior, con la cabeza gacha, para poder caber. -hola Maira, mi nombre ...
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