1. Mi padrino, desquiciado sexual


    Fecha: 09/11/2017, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... original, con los mismos jugos de Sonia, se mojó los dedos de una mano y los untó en el culo de ella. Y, por lo visto, era una posición que no era nueva para ellos, pues ella volteó su cara sonriente para pedir un beso y exigir "ya, métela". El no se hizo del rogar y de un solo movimiento, brutal, le metió por el culo su descomunal falo. Ella dio un grito que debió ser de dolor, pero enseguida comenzó a gemir y a pedirle que no parara, que le diera hasta dentro y "más fuerte, más fuerte, más rápido". Unos minutos después, él sacó su enorme aparato y le vació la leche en la cara y boca. Viéndolo bien, ustedes me dirán "?y qué tiene eso de especial?", mucha gente lo hace por el culo. Es que eso fue solo el principio. Ellos no se dieron cuenta de nuestro espionaje y así, unos días después mi novia y no vimos que, en lugar de tomar hacia la alberca o a la zona de descanso, se fueron al establo. Y no llevaban nada. Salvo su vestimenta que en él eran unos jeans, botas y una camiseta, siempre con su sombrero bien puesto. Ella, también con unos jeans, pero muy cortitos, tanto que dejaban ver la mitad de cada una de sus frondosas nalgas. Una camisa anudada a la cintura y unas sandalias con lo que se veía muy sensual. Los seguimos a distancia hasta que se metieron al área de los caballos. Como pudimos, Nancy y yo nos colamos en el establo y nos colocamos en un sitio inmejorable para observar todo lo que enseguida aconteció. Casi sin mediar palabra, mi padrino y Sonia se fundieron en un ...
    ... apasionado beso al que siguieron cachondísimas caricias, pues mientras él masajeaba con una mano sus pequeñas tetas y con la otra el culote, ella le quitó enseguida la cabeza y al tiempo que le lamía las tetillas, con una mano sacó la enorma verga, casi erecta y la masajeó hasta ponerla a su máxima expresión. Verdaderamente que era descomunal. Para ese entonces, Nancy y yo nos habíamos desnudado y en nuestro escondite jugábamos a sobarnos nuestros respectivos sexos con las manos uno a otro. Nada habría tenido ello de extraordinario de no ser porque, en un momento dado, mi padrino se zafó de su amante y fue a traer un caballo precioso, muy grande, totalmente blanco. Y, como si fuera que con frecuencia realizaran, ella fue directamente al miembro del animal y comenzó a masajearlo. ¿Qué hacen? Me preguntó Nancy. Calla y observemos, le contesté. En unos segundos, la verga del animal había adquirido dimensiones descomunales. Fácilmente alcanzó las 30 pulgadas, con un diámetro incalculable, pero podría compararlo con mis antebrazos. Sonia lo masajeaba con ambas manos y pasaba su lengua por esa cabeza rara que los cabellos tienen en la punta de sus vergas. Mientras, mi padrino le chupaba el clítoris a ella y con su mano derecha se masajeaba su propio miembro, hasta volver a ponerlo en su más larga extensión. Esta vez no hubo penetración por la vegina. Casi en seco, salvo un escupitajo en el culo de Sonia, él le colocó su tremendo aparato en el trasero y se la comenzó a meter poco a ...