1. Historia del Chip (033) Seducción - Enko 002


    Fecha: 14/08/2019, Categorías: Control Mental, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... dolor y la cadena era demasiado amenazadora. Al quedarse de pie, sintió como los pechos eran arrastrados ligeramente hacia abajo por el peso del artilugio implantado. Y, sobre todo, la sensación de los pezones de ser acariciados. Era extraño e inesperado. Enko le había explicado que había conseguido la información sobre esa técnica en un país sudamericano y que podría llegar a mantener los orgasmos que había tenido esas últimas semanas si las cadenas tiraban lo suficiente y los pezones se mantenían en contacto. No era cierto, claro. Eran los compuestos químicos que poblaban el cerebro de Nadia, los responsables. Enko acarició un pezón para demostrar lo bella que estaba y lo irresistible que resultaba la cadena. Nadia sintió como el pezón quedaba envuelto en cúmulo de caricias internas casi imposibles de asumir. Tuvo el orgasmo al instante. Enko, aparentando sorpresa, se alejó del órgano como si el calor le hubiera traspasado el dedo. Nadia imploró. —Otro, por favor— obviando al operador y la situación. —Ahora no, cariño. Habrá tiempo. El operador le ofreció una bebida y Enko le puso la falda corta que había traído. El top que sacó de una bolsa era distinto. Era como un sujetador sin copas. Se ajustaba por una leve presión que a Nadia no le pasó desapercibida. Se preguntó si iba a ir con los pezones al aire, Enko sacó otra tela. Cubría todo el pecho incluyendo los pezones, aunque no los laterales. El tejido era tan fino que parecía que los pezones fueran a taladrarlo y su ...
    ... ligereza no auguraba nada bueno. Nadia miró hacia abajo tratando de discernir si mostraba más de lo debido. La forma de los pezones con forma de goma de borrar en el extremo de un lápiz aparecía algo distorsionada pero inconfundible y la cadena surgía a pocos centímetros de los supuestos lápices. El contacto era tan agradable que Nadia suspiró ante la idea de moverse con ese conjunto. Los aros que presionaban los pechos habían desaparecido. — Se mimetizan con la piel en cuando reciben energía térmica, en este caso de tu cuerpo—corroboró Enko claramente apreciativo. —Y sirven para que la tela no se aleje. Cuando se inclinó para ponerse los tacones, la tela no se despegó, pero la cadena osciló llevando consigo los pezones, provocando un ligero roce con su cobertura liviana. Nadia tuvo un estremecimiento ante el contacto sensual e imposible de predecir. Enko, -aprovechando que el operador había salido-, puso las manos por debajo de la tela y la separó para juguetear con ambos pechos. Fue un gesto casi espontáneo y la tela se alejó sin esfuerzo. Su conexión con los aros invisibles era demasiado tenue. Nadia tuvo otro orgasmo automáticamente. Enko tiró de la cadena, no con fuerza, sí con decisión. Los pezones, todavía tremendamente doloridos ante la agresión practicada por el piercing, sintieron el desgarro. —Hay que entrenar estos nuevos juguetes. Quiero que tardes un poco más. Más adelante sólo se te permitirá un orgasmo al día. — Lo siento. No pude evitarlo. Tenía tantas ganas… ...
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