1. Historia del chip (028) Un nuevo destino - Irma 008


    Fecha: 16/08/2019, Categorías: Lesbianas Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... comprendiendo como recibiría instrucciones. —¿Y tú vas a hacer luto conmigo? ¿O eres una sádica? —Irma no pensaba que pudiera sonsacarla, pero no tenía prohibido el intentarlo. —Si tú me lo permites, exploraremos el límite de tu dolor y de nuestro placer mutuo. Pero sólo cuando te sometas libremente a mí. Lena lo expresó con firmeza. Irma, sin saber realmente qué estaba pasando, cabeceó. Durmieron en camas separadas. Lena le colocó una venda en los ojos. Irma llevaba un pijama cómodo pero apretado y que cubría hasta el cuello. Era una vestimenta de invierno. Pasaría calor. —¿Es necesario atarte las manos? ¿O podrás estar sin tocarte o retirar la venda? —Si no fuera por mis lóbulos doloridos, no sería necesario. ¿No puedes quedarte conmigo y vigilarme? Irma no tenía ganas de tener las manos atadas, pero no pensaba decirle que no podía tocarse los lóbulos, aunque quisiese. Sobre el resto… ¿la prohibición debía considerarse en vigor una vez que Galatea había desaparecido? —Hoy no me quedo, no quiero que digas que te influyo de manera malsana. Te acariciaré los lóbulos un rato, pero tus manos ya no te pertenecen— recalcó Lena mientras disfrutaba observando la bella cara de Irma. Sus dedos acariciaban las orejas sensibles y rojas de su futura amante. La respiración de Irma cambió paulatinamente, agitándose y excitándose sin poder evitarlo. Lena casi no se lo creía, a pesar de su exhaustivo conocimiento del tema. Experimentarlo era algo totalmente diferente. Irma iba a tener que ...
    ... acostumbrarse a las interrupciones caprichosas. Paró la caricia y llevó un dedo de sus labios a los de Irma, como un beso casto. —Buenas noches, preciosa. Y las manos quietas. En todo caso, sabría si se tocaba porque las cámaras grabarían todo e Irma seguramente no se quitaría la venda. A la mañana siguiente, Lena se acercó a la cama de Irma cuando el ordenador le avisó de que se había despertado. Sin mediar palabra, se dispuso a acariciar los lóbulos descansados y sensibles de su amada sin visión. Irma dio un suspiro. —Gracias. —¿Quieres que te ponga yo los pendientes? — preguntó Lena. Le costaba hacer preguntas cuyas respuestas sabía de antemano. —Por favor, siempre que lo desees— respondió efusivamente Irma. Los pendientes colgaron rápidamente de los lóbulos tirando hacia abajo. Irma cambió su cara al notarlos hasta que la sonrisa volvió rápidamente. Por fin pudo ver a Lena, ya que le retiró la venda de los ojos. Ese debería ser el momento de un beso, pero Lena repitió el gesto de la noche anterior y sólo hizo un movimiento con el dedo. —Tenemos mucho que hacer esta mañana. Ve al aseo, date una buena ducha y maquíllate. Labios rojos ardientes. El resto que casi no se note— ordenó en su tono cortante. Irma asintió. La rutina quedó establecida de forma casi inconsciente para Irma, a pesar del poco tiempo transcurrido. Distinguía las órdenes sin apenas percatarse. No podía ni imaginarse el condicionamiento implantado o las escabrosas fantasías que yacían en su interior desde ...
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