1. Celebraciones familiares: La boda


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Infidelidad Confesiones Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... sencillo, coloquial, además cuando se ríe se ensalzan sus tetas dando incluso unos pequeños saltitos que me encantan. Por último decir que al contrario que a mí a Piedad no le gusta mucho bailar, más que nada por no llamar la atención. Aquel día de junio teníamos boda, se casaba uno de los primos de mi mujer. La ceremonia era a las 17 h. por lo que mi mujer quedó a las 16:30 con su prima antes de acudir a la iglesia. Por supuesto habíamos dejado a los críos con mi madre. Cuando llegaron Piedad y su novio casi se me sale el corazón. Llevaba un vestido marca DesiguaL con falda por encima de la rodilla, manga larga, sin escote por delante pero sí por detrás. En fin, Piedad iba tan elegante como siempre vista desde delante pero sensual y seductora vista desde atrás. Aun no teniendo escote aquel vestido marcaba a la perfección sus grandes tetas, su generoso trasero, su espalda desnuda… Así paso, y aún no sé cómo, pero cuando Piedad se acercó para darme dos besos de bienvenida mi mano se fue derecha a su trasero estrujándolo con fuerza mientras yo la miraba intensamente a los ojos. Piedad dio un respingo pero como retiré la mano de inmediato no dijo nada. La boda transcurrió entretenida y formal, salvo que yo lanzaba recurrentes y fugaces miradas sobre los encantos de la prima, sin importarme que ella se percatara de ello, o más bien deseándolo. Siempre había tenido debilidad por las tetas de Piedad, y esa tarde quería que la primita de mi mujer sintiera mis ganas de arrancarle ...
    ... aquel vestido. Todo iba como si tal cosa hasta que a eso de las dos de la mañana el novio de Piedad comenzó de improviso a despedirse arguyendo que al día siguiente debía coger un tren a las 9 h. y quería echarse un rato. Mi mujer, con cara de cansancio, sugirió que nos marchásemos también. Astuto, viendo la tentadora corderita sola y a mi alcance sugerí al muchacho que llevara a mi mujer a casa si no le importaba. Paco, que así se llama el novio de Piedad (hoy marido) ― Yo la acompañaré a Piedad a casa cuando apaguen la música, no te preocupes ―dije. Antes de que ambos se marcharan Piedad tranquilizó a su novio prometiéndole que llamaría un taxi si hacía falta, si los dos acabábamos ebrios. Los invitados que quedamos en la boda bajamos al Music Club reservado para los novios de esa y las otras dos bodas que se habían celebrado aquella tarde en el hotel-restaurante. La prima de mi mujer y yo entramos charlando y nos fuimos derechos a pedir unas copas. Cuando Piedad cogió su copa yo volví a poner mi mano en su trasero con total disimulo para no ser visto, pero esta vez hice una pequeño círculo palpándole completamente el pandero―Vamos par’allá― y así desaparecimos entre el tumulto de danzantes y alcohólicos. Durante un par de horas Piedad y yo estuvimos también bailando, charlando y riendo mezclándonos con todos los demás, pero siempre que nos volvíamos a encontrar mi mano le acariciaba el trasero sobre aquel lindo vestido de fiesta. Parecía que me buscase para ello. Después yo ...
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