1. Una madre deseada


    Fecha: 11/11/2017, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: whotan, Fuente: xHamster

    ... masturbarme con furor. Cuando estaba a punto de correrme mi madre llamó a la puerta. Le pedí que esperara unos segundos y sabiéndola cerca me aticé un par de molinetes que abrieron de nuevo la puerta de un excelso orgasmo.En ese punto tuve un momento de atrevimiento. En lugar de tirar de la cadena y hacer desaparecer todo rastro de la juerga íntima decidí dejar allí todo. Mi madre iba a entrar e iba a ver algo que quizás le resultara estimulante, sobre todo porque era ella la que se lo había provocado. Así lo hice. Un poco colorado abrí la puerta y la dejé pasar mientras yo salía. No me atreví a quedarme mirando por la cerradura. Mi padre andaba por casa, y por nada del mundo, ni siquiera por saber cómo reaccionaba mi madre al ver aquel acuario que acababa de dedicarle, estaba dispuesto a correr el riesgo de que me pillara observando a su mujer por el ojo de la cerradura.En los días siguientes nada en el comportamiento de mi madre hacia mi me permitió sacar conclusiones sobre cuál había sido su reacción ante los restos de semen que le había dejado en el cuarto de baño. Tampoco tuve otras oportunidades de transmitirle nuevas señales de mi deseo hasta que unos días más tarde supe que mi padre iba a tener que pasar un par de semanas fuera de casa. Todavía eso no nos dejaba solos a mi madre y a mi porque estaban mis hermanas. Sin embargo, por las tardes ellas tenían que ir al colegio y yo durante aquel año no tenía clase por las tardes. Para aumentar mi excitación, mi madre ...
    ... tenía la costumbre de echarse la siesta por las tardes. Normalmente no dormía sino que descansaba leyendo el periódico. Eso me facilitaba una excelente disculpa para entrar a su cuarto. A veces quería leer alguna parte del periódico, y entraba y se lo pedía. Así hice el primer día en que mi padre estaba fuera de casa.Una vez en su cuarto, mientras ella leía las páginas locales le pedí las páginas nacionales, pero en lugar de salir a leerlo a otra parte, me senté en una silla a la izquierda de su cama. Me sumergí en el periódico con inusitada atención. La sensación de proximidad de su cuerpo semidesnudo unida a la soledad me provocaba un agradable hormigueo. Era verano y hacía bastante calor. Mi madre estaba en la cama bajo una sola sábana. Llevaba puestas las gafas y leía el periódico con la concentración habitual. De pronto levantó la rodilla izquierda, la más próxima al borde en el que yo estaba. Se levantó así la sábana dándome una visión perfecta de su maravillosa pierna hasta el borde del culo. Levanté la vista con disimulo y sentí un vahído en el estómago. Tenía a unos pocos centímetros aquello que anhelaba más en este mundo. Bastaba con que estirase la mano para que tocara aquella piel que me enloquecía. Varias veces estuve a punto de hacerlo, pero no tuve suficiente valor.Entonces mi madre dejó deslizar la sábana por encima de su rodilla, de manera que ahora quedaba toda la pierna y medio culo bien a la vista. La polla me dolía de la intensidad de la erección. Notaba los ...
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