1. Necesidades de una mujer embarazada


    Fecha: 27/08/2019, Categorías: Incesto Confesiones Autor: Sandra_lujuria, Fuente: CuentoRelatos

    ... a Ricardo que le diera su verga. –Soy tu perrita, papi, métemelo todo- “¡Oh, dios!” grité en mi interior y no pude más, mi vagina estaba escurriendo. Pensé en ir al baño a dedearme, pero si ellos llegaban a escucharme o a verme, les iba a interrumpir la rica cogida que estaban teniendo y mejor me volví a mi cuarto. Me metí en la cama y traté de calmarme. Pero era imposible. La vulva me daba placenteras punzadas y pedía a gritos tener algo más de acción esa noche. Necesitaba masturbarme, no podía estarme quieta. Me acosté de lado y de frente a Oscar para poder darme cuenta si se despertaba y entonces, comencé a acariciarme. Primero los senos, recordando cómo los apretaba Héctor mientras me cogía. Probé a colocarme una almohada entre las piernas y me froté en ella. Mi sobrino se movió y quedó boca arriba, pero no se despertó. Debajo de la sábana se notaba que la seguía teniendo bien parada. Cerré los ojos para no excitarme viendo el pene de mi sobrino; no quería que se me antojara, aunque sinceramente lo tenía bastante grandecito. “Pero es mi sobrino, esto no está bien” pensaba mientras sentía cómo la almohada entre mis piernas se iba humedeciendo con mis fluidos. La fricción que me producía en el clítoris no era suficiente para hacerme terminar y lo único que estaba logrando era ponerme súper caliente. -Perdóname- Susurré cuando no pude más y puse mi mano en la erecta polla de Oscar. Se sentía tan rico cómo le palpitaba dando breves saltos bajo la presión de mis dedos. –De ...
    ... verdad, perdóname- dije en voz baja cuando destapé a Oscar y metí la mano por la abertura del bóxer para sentir la deliciosa piel de su verga. –Ay, pero qué rica la tienes, cariño- le dije a mi durmiente sobrino cuando le saqué el miembro de la ropa y lo empecé a masturbar muy despacito. Al mismo tiempo que sentía el suculento pene de mi sobrino, introduje dos de mis dedos en mi coño y empecé a moverlos, expandiendo las paredes de mi conducto vaginal. Oscar murmuró algo en inglés que no entendí y se acomodó dándome la espalda, obligándome a soltarlo –“Tal vez sea mejor no seguir con esto”- pensé. Pero hice caso a un impulso más fuerte, que me llevó a levantarme de la cama, dar la vuelta y acomodarme en los brazos de Oscar, adoptando la misma posición de “cucharitas” que teníamos cuando me desperté. Con cuidado de no despertarlo, me seguí tocando mientras frotaba la verga de mi sobrino entre mis nalgas. Él soltó un largo suspiro después del cual, y en un estado de sonambulismo absoluto, murmuró el nombre de una mujer en mi oído –Karen- dijo de nuevo y sus manos buscaron mis senos. –Oh, esto está tan mal, tan mal… Perdóname- Con algo de dificultad, sujeté detrás de mí la maciza carne de mi sobrino e hice que penetrara mi vagina. –Ay, dios, pero qué rico está- me escuché decir, como si mi voz fuera ajena, mientras me iba moviendo despacito hacia adelante y hacia atrás, haciendo que Oscar me cogiera sin darse cuenta. Él me seguía confundiendo con esa tal Karen y entre sueños ...
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