1. Ayudando a Mamá (05).


    Fecha: 30/08/2019, Categorías: Incesto Autor: nokomi, Fuente: RelatosEróticos

    ... madre. Ella era una mujer rubia, aunque no de forma natural, y algo entrada en carnes. En una época fue una mujer muy hermosa y ahora no era fea, para nada. Es más, sus kilitos de más le daban cierto atractivo especial y sus tetas eran aún más grandes que las de mi madre, pero nunca usaba escote. La reunión fue divertida, tomamos mucho y nos reímos más. A eso de las tres de la madrugada, mi madre y yo, volvimos a nuestro humilde hogar, totalmente borrachos. No alcanzamos a cerrar bien la puerta que ella ya se estaba quitando los zapatos y comiéndome la boca. Me desprendí rápido el pantalón y fuimos a trompicones hasta nuestro cuarto mientras nos besábamos y nos quitábamos toda la ropa. A pesar de la gran cantidad de alcohol en mis venas, se me paró de inmediato al verle la conchita abierta y mojada. Intenté penetrarla pero no podía saber cuál de las tres vaginas que veía en ese momento era la indicada, daba embestidas contra los muslos de mi madre y ella se mataba de risa, hasta que por fin, con su ayuda, logré meterla. Nos movíamos torpemente, nos incomodábamos con nuestros propios brazos y a mi pene se salía todo el tiempo. Para colmo nos reíamos de cualquier idiotez. En uno de los tantos intentos por volver a entrar en su almejita, pifié muy feo y mi verga fue a meterse en el agujero de su culo, ella soltó un fuerte grito y una expresión muy cómica apareció en su cara, me tenté y comencé a reírme sin dejar de bombear. Al final terminé dándole sólo por la cola mientras ...
    ... ella se masturbaba y a pesar de nuestro patético estado, ambos llegamos al orgasmo. No hubo ni siquiera un besito de las buenas noches, caímos rendidos y nos dormimos casi al instante. Nuestra vida retomó el ritmo habitual, a veces teníamos relaciones de forma intensa, pero casi siempre lo hacíamos suavemente o directamente no lo hacíamos. Unas cuatro semanas después del cumpleaños de mi tía Elvira decidí esperar a mi madre con una sorpresa. Ella llegó de trabajar como a las 16:30 horas, enfundada en su bello uniforme de oficina color azul marino que se le pegaba al cuerpo y la hacía lucir como una secretaria porno. Entró a la casa sin sospechar nada y cerró la puerta tras de sí, antes de que gire para echarle llave, la ataqué. Yo ya estaba completamente desnudo y me había tocado un poco cuando escuché que estacionaba el auto, por eso la tenía completamente erecta. Apreté una mano contra su boca para impedirle gritar. - Te estaba esperando putita – le dije con voz de indio renegado, salvaje y degenerado. Al oír mi voz ella supo de inmediato de qué se trataba todo. Recibí un fuerte codazo en las costillas que me dolió durante cuatro días seguidos. Tuve que hacer uso de toda mi fuerza para poder desvestirla, tuve la precaución de no romper la falda y el saco azul marino, pero su camisa blanca no tuvo tanta suerte, entre gritos, empujones y patadas, ésta terminó toda rasgada y con varios botones menos. Quedó en bombacha y corpiño. Esta vez estaba mejor preparado, arriba de la mesa ...