1. Aventuras de un Pie-Fetichista


    Fecha: 30/08/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... andaba vestida elegantemente, con zapatos negros como yo los esperaba y vestido corto. Cada vez que cruzaba las piernas no podìa evitar que mis ojos vieran para abajo y tratar de captar lo màs que puedieran. Despuès del saludo de rigor, se disculpò por llegar tarde, que muchas gracias que todavìa la estaba esperando, que el calor estaba insoportable y que estaba en realidad cansada. Al decir esto, estirò sus piernas y pies, y moviò su cabeza hacia atràs como estiràndose todo el cuerpo. Esto lo hizo como tres veces, siempre diciendo que estaba cansada. Por mi parte, le ofrecì una soda a lo que respondiò afirmativamente. Cuando regresò de la cocina ella mantenìa su posiciòn de estiramiento y dàndome las gracias me pidiò permiso para quitarse los zapatos explicàndome que le molestaban. Yo no creìa lo que estaba pasando. Vi el cielo abierto. Sentì calor en todo el cuerpo, el corazòn y la verga me palpitaban aceleradamente y aprovechando la coyuntura y sin pensarlo mucho le disparè a quema ropa: No te gustarìa que te diera masaje en los pies? Preguntè algo dudoso, pero ya con una mano en el talòn de su pie derecho y con una cara de hambriento. Ella solo se me quedò viendo con asombro y me repondiò: De veras? Tu eres tan lindo! Creo que cuando oì esas palabras me vine la primera vez. De inmediato manos a la obra y con la misma dàndole instrucciones que se relajara, que habìa tenido un dìa bien movido, que no se preocupara, que suerte para ella que yo sabìa reflexologìa. Mientras ...
    ... le explicaba de què se trata esa ciencia, me jalò el piè y me dijo: Y si viene alguien? Mejor echale llave a la puerta! Serìa muy penoso que nos encontraran asì! Sin contestarle y con una mirada de còmplice, hice lo que me ordenò. Ella por su parte, ya estaba echada hacia atràs nuevamente y con los ojos cerrados esperando por el placer. Nuevamente me hinquè y comencè a darle uno de los mejores masajes que he dado en mi vida: le tomè el piè derecho con ambas manos y comencè a sobarle la planta de los pies; con la mano derecha le sostenìa el talòn y le decìa que si sentìa ya mejor, que continuara relajàndose. Despuès de unos minutos cambiè de pie y le decìa que esos piesitos habìa que mimarlos, que cuidarlos, que eran muy bellos, que eran los pies de una princesa, ella solo abrìa los ojos para darme una sonrisa de satisfacciòn, mientras me ponìa el otro piè un tanto encogido sobre mi pierna y por supuesto dejando un poco al descubierto la gran pierna rosada y el gran tortòn cabello castaño que se miraba a travès de la tanga blanca con hollitos al frente que ella vestìa. Ante esta situaciòn, le dije que iba a proceder a darle masaje màs profundo y sin mayor tràmite, me aventè a besarle los pies: metìa en mi boca sus lindos deditos, le metìa la lengua en medio de ellos, le besaba el torso y la planta, le besaba el pie completo. Ella por su parte solo se revolvìa en el sofà. Despuès ella sola se levantò el vestido y sin hablar ni una palabra me volvìa a sus pies, a las piernas y ...