1. Los dos minutos


    Fecha: 14/11/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ese día llegué más temprano de lo habitual a casa, y saludé como siempre lo hacia : ¡mama! ¡papá!, pero esta vez no hubo respuesta. Extrañado un poco, fui directo a mi cuarto donde dejé mis libros, y después caminé hacia el cuarto de mis padres, donde la puerta estaba entreabierta. Lo que vi, cambió para siempre mi vida. Bueno, no es que un muchacho soltero de 17 años hubiera vivido mucho, pero aquello era increíble : ¡Mis padres estaban desnudos y en ese momento mi padre se disponía a clavar a mi madre! Me restregué los ojos, como para ver si era cierto, y me acomodé al lado de la puerta, para poder ver sin ser visto, en caso de que alguno de ellos volviera a ver hacia donde yo me encontraba. Mi padre le chupaba las tetas con frenesí, y mi madre le decía, vamos por favor, clávamela ya, ¡no me hagas esperar! Yo estaba en shock, ver a mi madre desnuda por vez primera (antes la había visto, pero no en una situación como esa), y segundo, verla como una cualquiera, suplicando por una verga, eso era demasiado. Sin embargo, el morbo era demasiado, a mis 17 años, no se tiene la oportunidad todos los días de ver sexo en vivo y en directo, y a sólo unos pasos de distancia, incluso aunque se tratara de mis padres, la situación era demasiado morbosa para cualquiera. El caso es que decidí quedarme a ver el espectáculo. Después de que mi madre le había pedido a mi padre que la clavara, él la complació. Sin ningún miramiento la ensarto completamente, los ojos de mi madre se abrieron ...
    ... como platos y empezó a gemir mas fuerte, entonces rodeó a mi padre con sus piernas y se acompasaron en el ritmo de las embestidas (era obvio que los años de follar los hacía compenetrarse de inmediato), todo iba muy bien, hasta que al cabo de no más de 2 minutos, mi padre empezó a resoplar más fuerte, sus embestidas se hicieron más rápidas y más enérgicas, y de pronto todo terminó. Él se desplomó encima de mi madre, y ella le decía : no, no, no, por qué siempre es así, siempre me dejas caliente, ¡sólo piensas en ti! A lo que mi padre respondió : lo siento, estoy muy cansado, ¿qué quieres que haga? Mi madre entonces, lo empujó hacia un lado y se levantó rápidamente, en ese momento, yo salí disparado para la parte de enfrente de la casa, y haciendo como que estaba entrando en ese momento, grité mis habituales saludos. Mamá me respondió desde su cuarto, ¡ya vamos! Yo me dirigí hacia mi cuarto y no salí hasta que me llamaron para cenar. Tenía demasiado en mi cabeza. A esas alturas, las pocas experiencias sexuales que había tenido no habían sido todo lo placenteras que hubiera querido, además el problema de papá, parecía hereditario. Me propuse entonces vengarme de los dos: de papá por haberme heredado esa inutilidad en el sexo, y de mamá por todas las veces que me había reñido. Ya tenía un plan y lo pensaba poner en practica esa misma semana. Papá trabajaba los sábados en la mañana en la oficina, y regresaba hasta las 2 o 3 de la tarde, por lo cual tenía suficiente tiempo para ...
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