1. ¡Cabrón!!


    Fecha: 18/11/2017, Categorías: BDSM Gays Sexo Duro Autor: AmoSevero2007, Fuente: xHamster

    ... le dejase terminar; pero continuaba, sin haberle dicho nada, en la misma posición sin intención de acabar él mismo. Eso me gustaba, su entrega en ese momento era total. Mis subidas y bajadas de ritmo se alternaban con simples caricias o pequeños toqueteos en la base de la polla o en sus huevos que a veces amasaba con suavidad, solo para excitarlo más. Entre sollozos me pedía que acabase ya, pero yo no cejaba en mi intento de mantenerlo sobreexcitado más y más tiempo; además las obligadas paradas para evitar el final me permitía seguir sin cansarme en ningún momento. Su acelerada respiración se alternaba con lloriqueos pidiéndome el final. Su mano se estrechaba en mi muñeca con fuerza, sobre todo cuando se aproximaba a lo inevitable. De vez en cuando se le escapaban palabras o frases cortas en su lengua materna, improperios me supuse, pero sin darle mayor importaría, al fin y al cabo yo no le entendía. Yo no era demasiado consciente del tiempo que llevábamos así, con un esfuerzo alcé mi cabeza, miré el despertador de la mesilla y calculé que llevábamos cerca de media hora. Ya casi era la hora de vestirnos y bajar a comer. Con un uniforme ritmo, ni alto ni bajo, ni muy fuerte ni demasiado suave, mantuve la masturbación, se tensó una vez más y como esperando una nueva parada en seco, comenzó a agitar su cabeza. Pero esta vez no me detuve, su polla se hinchó un poco más, se puso un poco más dura y… El disparo de semen nos alcanzó los brazos prisioneros y sobrepasándolos hicieron ...
    ... diana en el cabecero de la cama. Con un grito contenido y en un correctísimo castellano escupió un sonoro • CABRÓN! Como si no hubiese dicho nada, seguí mis maniobras, su polla se aflojaba entre mis dedos y el semen hacia de lubricante para esos últimos meneos. • Para, por favor, ya me duele. Sabía que había sido duro de forma que lentamente le solté, le deje libre y le obligué a permanecer quieto hasta que se recuperase un tanto. Con voz aún entrecortada me dijo: • Disculpa, perdona • ¿El qué? – le pregunté como si no supiera a lo que se refería. • Lo que te he llamado… • No pasa nada, tranquilo, ya lo pagarás. Ahora, cuando te hayas recuperado, limpia todo esto y da un buen repaso al cabecero de la cama. • ¿Hasta allí ha llegado? • Pero ha estado bien ¿no? • Ufff, pero ha sido duro. • Vale, te espero en el baño para que me duches y te asees, es hora de vestirnos para ir a comer. Tras la ducha y el obligado acicalamiento, bajamos a comer. Por el corto camino al restaurante, él insistía en pedirme disculpas. Durante la comida, la conversación giró casi exclusivamente en torno a lo que le había hecho. • Nunca me hicieron eso, bueno si, pero no tanto tiempo, ni tan intenso • Es jodido de aguantar pero, en general, el orgasmo suele ser más intenso ¿no ha sido así? • Si, si, claro que ha sido así, pero ha sido duro. Realmente mi cabeza estaba maquinando como le castigaría y ya casi lo tenía claro. Volvimos a casa, él se desnudó en la entrada, no hizo falta que le indicase nada y ...
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