1. La pila


    Fecha: 22/11/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... contrahecho; «Pues..., verás, yo me di cuenta rápidamente, verás..., había terminado yo de comerme la hamburguesa y, aburrido, porque nadie de los que allí estaban me daba conversación que me gustase, empecé a mirar a los demás comensales, y a la camarera, un bombón de mujer, entonces vi que ella se sentaba a descansar en una silla cercana a la barra desde donde divisaba toda la sala de comida, y la observé..., de pronto, ella mantuvo su mirada en un punto y guiñó un ojo, miré a ese punto y, enseguida, vi a un tipo con traje y corbata que se levantó como impulsado por un muelle, encaminándose hacia donde estaban los aseos, y volví a mirar al lugar donde estaba la camarera y ¿sabéis qué?»; «¡Qué!», dijeron algunos al unísono; «Que ya no estaba..., a los diez minutos, más o menos, ella volvió y empezó a servir los bocadillos que se le habían acumulado durante la pausa, y el otro, detrás, con una cara de satisfacción de no te menees, volvió a sentarse a la mesa..., en fin, a mí me resultó raro, qué queréis que os diga, así que me levante de la mesa y me dirigí a donde estaba el del traje, el cual, después de romper un poco el hielo con él, me confesó que la camarera, por veinte euros, la chupaba en los aseos, y me explicó el procedimiento, queréis saberlo, ¿verdad?»; «¡Sí, sí!», dijeron todos armando algarabía; «Pues bien..., pides el bocadillo que quieras, espera que ella te lo traiga y, cuando ella lo deposite en la mesa con el plato, sin tardar mucho, tú tomas el plato con ...
    ... ambas manos y le das un giro de 360 grados, ya sabéis, de 360 grados, es decir, completo, ella te da un golpecito disimulado en el hombro, como para decir que ha entendido, y esperas atento al momento en que ella se siente a descansar y te guiñe..., fácil, ¿no?, aunque me dijo el enchaquetado que no siempre te toca, en fin»... Ya podréis imaginar la cara que se le estaba poniendo al sufridor Óscar mientras escuchaba tal narración, cambiando de color y de forma en cada detalle de las explicaciones del barbudo; pero la función continuaba: «Total, que yo, ayer mismo, sin ir más lejos, me presenté allí solo», seguía relatando el barbudo fortachón, «vino la simpática camarera y le hice un pedido, regresó con el bocadillo sobre el plato y le di la vuelta a éste..., ¡cuando sentí su dedo en mi hombro me dio un escalofrío!, ¡ya está!, me dije, ahora a esperar, y esperé..., al segundo descanso suyo, me guiñó..., me levanté, fui al aseo, entré y ¡allí estaba ella!..., llevaba un condón en la mano, cerró el pestillo, se sentó en la tapa de la taza del inodoro, me quitó el cinturón, desabrochó los botones de mi pantalón y me los bajó hasta que pudo sacar mi polla de debajo de mis slips, os podéis imaginar lo morcillona que la tenía, bah, por eso le duré tan poco, la próxima iré ordeñado»... Todos rieron, hasta Óscar lo hizo. «La tía me puso el condón, se sacó las tetas de debajo de la camiseta, no llevaba sostén, rozó con sus pezones la punta de mi polla, supongo que para acabar antes, ...