1. Cuarentena (4). El obrero negro


    Fecha: 03/06/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... sonrió diciendo : - "20 ?... yo también !"
    La cerveza tomada, me invitó a visitar el edificio. Lo recorrimos en sus diversas plantas, y al pasar por el entresuelo ví el cuarto que se habían acomodado como dormitorio. Había una cama desordenada, pero con sábanas blancas, y ropas colgadas de unos clavos en la pared. La sola vista de ese rincón íntimo me produjo un estrecimiento de deseo. Me invitó a sentarme en la cama, tal como él mismo hizo, casi disculpándose por no tener mejor acomodo para recibirme.
    
    Yo golpeé con una mano la cama, y le dije maliciosamente :
    - "Sí esta cama hablara... "
    Él se rió, me miró y contestó :
    - "En realidad no tendría mucho que contar... aparte de los ronquidos y del sonido de algunas pajas..."
    Me dí cuenta que era tímido, y entonces, sacando una confianza y un atrevimiento que no eran sino movimientos de mis hormonas revolucionadas, le dije :
    - "Rodolfo... te puedo pedir un favor ?... quisiera hacer el amor contigo..."
    El obrero negro parecía asombrado, y por un momento no sabía que responder, ni que hacer. Luego, sin una palabra se puso de pie y, de repente, lo ví despojarse de toda su ropa, quedándose con sus calzoncillos blancos hasta las rodillas. Su cuerpo era como yo lo imaginaba, bien proporcionado, duro, con una piel negra oscura, y abdominales bien marcados. Yo nunca había visto un cuerpo así, tan robusto. Se acercó a mi y me sentí desafallecer. El negro estaba de pie y yo sentado. Su enorme falo apuntaba hacia mi cara, cuando ...
    ... me propuso que se lo tocara. Sin decir una palabra lo tomé timidamente y su mano se cerró sobre la mía, obligándome a pajearlo. La piel de ese cilindro de carne maciza era tersa, la cabeza se mostraba pulida y bastante hinchada, y debajo colgaban unas bolas como pelotas grandes, oscuras, corrugadas. Su miembro estaba caliente y húmedo, con el líquido preseminal saliendo ya, en señal de que estaba listo. Me preguntó sí lo quería, y dije que sí... Hablé con una voz muy suave que no delataba la emoción tan grande que tenía por tocar esa cosa tan grande con mi mano, por imaginarme ese falo descomunal penetrando en mi culo. Dije "sí", pensando en que éste era todo un hombre, diferente a los adolescentes que hasta ese momento había conocido. Lo dije mirando directamente a sus ojos, chispeantes, mientras mi mano estiraba nuevamente el orgullo de su masculinidad.
    
    Rodolfo me dió un beso en los labios, apenas un pequeño toque, y luego otro, más prolongado, un poco después ya estaba metiendo su lengua por toda mi boca, recreándose en mi lengua, en mis dientes, en mis labios, recorriendo mi cuello, mi pecho, mis tetillas, mi vientre. - "Quiero que lo hagas tú.", dijo. Y como buen alumno lo imité. Primero sus labios, luego su lengua, su cuello, sus pezones, su vientre. Una vez allí me empujo la cabeza hacia abajp y me encontré con su miembro erecto a la altura de mi boca. -"Bésalo !", pidió, y yo lo hice.  "Trágatelo !", pidió, y yo lo hice. Sentí el olor, el sabor y la potencia de su ...
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