1. Cuarentena (4). El obrero negro


    Fecha: 03/06/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Fernando, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    ... arrancarme los primeros gemidos de placer. Por mi lado, empecé a moverme hacia arriba y hacia abajo, ayudado por Rodolfo que con sus gruesas manos me empujaba y jalaba mis costados. El obrero negro se retorcía de placer, y yo estaba sintiendo escalofríos hasta la punta de los pelos. Ya de plano su respiración subía y bajaba, y su boca abierta emitía bramidos. También la mía. El gozo compensaba todo: sobretodo la ligera sensación de ardor en mi recto. Como estaba gozando ! Su verga se hundía hasta el fondo, acariciando en cada vaivén mis organos internos, con lo que yo recibía, a la vez que la sensación de quemadura, una descarga de muchas otras sensaciones gratas. Este macho negro era mío, todo mío.
    
    Su gran verga la tenía ensartada en mí y me llenaba de gozo.
    - "Ay... ay...cógeme, Rodolfo !", decía yo. Pero en realidad yo lo estaba cogiendo a él, con mi culo abierto que se comía su miembro... Con su ayuda me impulsé para ganar altura, y en uno de esos lances me salí por completo, pero la fuerza de gravidad me devolvió al instante su trozo de carne erecto y duro, que en un solo empuje Rodolfo alcanzó a alojar hasta mi garganta ! Y el grito que pegó él fue de antología !...
    
    Acto seguido, el negro empezó a bramar y a bramar. Se agarró fuertemente de mis piernas y empujó para penetrarme todavía más profundamente. Entendí que estaba terminando. Pero yo seguía, inclemente, con aquel movimiento fuerte, sintiendo como su verga se había apoderado de todas mis entrañas. Una ...
    ... fuerte sensación de calor me informó que el negro estaba vaciando sus testículos en mí. Y de inmediato sentí como su miembro deslizaba ahora más facilmente en mi recto totalmente lubricado con su semen. Empecé a sentir también que sin tocarme la verga yo también terminaba, echando mis chorros de leche contra su vientre. Mi lefada era abundante y cremosa, y manaba deliciosamente. Nunca me hubiera imaginado tanto placer. Mi cuerpo se agitaba con los espasmos de mi amante negro, luchando por mantener su verga dentro de mi. Poco a poco nos fuimos aplacando. Su pecho aún subía y bajaba cuando me desmonté. Un hilillo de semen corría por mis piernas. El cuerpo de Rodolfo estaba brillante por el sudor, su boca resoplaba todavía, sus pectorales subían y bajaban con el impulso de su respiración. Su sexo estaba perdiendo rigidez y lucía por los restos de su semen y de mis flujos. El tronco, humedecido, descansaba sobre su vientre salpicado con mi semen. 
    
    Mi amante negro me pareció más hermoso todavía, demasiado hermoso, el prototipo perfecto del hombre negro con el cual siempre había soñado hacer el amor. Y él, esta noche, había sido mío !  Rodolfo no decía nada, no se movía. Yo lo sospeché imaginando a quizás que putilla a la que se había follada, mientras era mi culo que había recibido sus embestidas ! Su semen seguía corriendo por mi escroto y por mis muslos.
    - "Quedaste KO, mi amor ?...", pregunté.
    Por toda respuesta sentí que su boca imprimía un tierno beso en mi mejilla. Traté ...