1. De niña a perra


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: BDSM Autor: perrita, Fuente: CuentoRelatos

    ... eternidad en responder -Por supuesto, ¿Para qué? -Esto le va a sonar extraño, ¿Pero puede agarrarme de la mano, por favor? Me fije en el sudor que cubría su frente y en la subida y bajada de su pecho. El contraste con sus padres, que ya estaban dormitando era grotesco. -¿No deberías llamar a tus padres o a tus amigos? Lo dije con la mejor fe del mundo, pero en sus ojos pude notar la vergüenza de la primera vez. Puse mi mano encima de la suya con confianza y seguridad. Ir agarrado de su mano un tiempo era mucho más de lo que esperaba conseguir, pero no era lo que quería conseguir. -La primera vez que se vuela es toda una experiencia. Por toda reacción, apretó con más fuerza mi mano. Tenía que darle confianza, demostrar que no pasaba nada, que tuviera el máximo contacto humano posible. Cuando me quise dar cuenta, tenía ambas manos rodeando la suya justo delante de mi entrepierna. Ella cagada de miedo y yo pensando en hacerme una paja. La mire y me di cuenta que no la estaba ayudando en absoluto. Tenía la mirada perdida en los jóvenes o en sus padres, observando como dormían completamente indiferentes a lo que ella le estaba ocurriendo, así que decidí utilizar el truco más antiguo del mundo, brazo al hombro y pegarla a mi cuerpo. La chica se acomodó contra mi cuerpo por puro instinto mientras yo acariciaba su brazo. Su piel era lo más suave y delicado que yo había tocado nunca. -¿Se te pasa? La chica me dedico una débil sonrisa de gratitud, y yo la bese. La bese... Fui un pico ...
    ... que nos sorprendió a los dos, más a mi mismo pues no sabía de dónde había sacado las fuerzas para ello que a ella. Durante un instante no supe que hacer ni que decir, pero sus ojos reflejaban indignación, furia, asco, pero ni rastro de miedo, ni de arrepentimiento... Así que volví a besarla, y cuando apartó la cabeza la agarre de la barbilla y la di un beso largo y profundo. Cuando acabamos de besarnos, miro en todas direcciones. Entendía perfectamente su preocupación, si alguno de sus amigos la había visto besarse (y gustarla) con un viejo, su reputación quedaría mancillada de por vida. Por suerte para ella, todo el mundo estaba en sus cosas. Notaba su pulso muy acelerado, mucho más que cuando tenía simple miedo. -No te preocupes, no sé lo pienso contar a nadie. Además, ¿Quién me creería? – Eso la hizo esbozar una leve sonrisa, otra más – Si, nadie me creería. Volví a mirar por la ventana sin soltar en ningún momento la mano de la chica. -No es la primera vez que viajo en avión – comentó al cabo de un rato. Me volví para escucharla con atención -¿No? Negó con la cabeza. En realidad no me lo estaba diciendo a mi, sino a sus pies. Me fije en ellos y se había quitado las zapatillas azules y se estaba acariciando la parte de atrás de la pierna con su pie desnudo. La mano libre la tenía sobre la rodilla. Eche un vistazo alrededor para asegurarme de que nadie me veía antes de acariciar su mejilla y ella acepto gustosa. A la niña le gustaban los besos y las caricias, solo esperaba ...
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